Confirmado. El consumo de cafeína puede alterar la manera en que la gente percibe los gustos, especialmente con el sabor dulce. Un grupo de investigadores de la Universidad Cornell en Ithaca, Nueva York ha llevado a cabo un estudio en el que informa sobre los efectos del consumo de cafeína en lo sabores de las personas.
Si alguna vez se ha preguntado por qué el café parece ser el mejor aliado de pasteles y dulces hoy ya tenemos una primera respuesta. Los investigadores descubrieron que la cafeína en realidad tiene el efecto de alterar la percepción del gusto, específicamente el dulce.
Para la prueba se organizaron dos grupos con más de 100 personas. Durante la primera parte del experimento, un grupo recibió el café descafeinado, mientras que el otro grupo bebió café con 200 miligramos de cafeína. Ambos grupos tuvieron la misma cantidad de azúcar en sus bebidas.
Curiosamente, las pruebas sensoriales revelaron que las bebidas con cafeína fueron descritas por los participantes como menos dulces, lo que lleva a la conclusión de los investigadores a que las personas que toman café con cafeína sienten la necesidad posterior de tomar algo dulce después.
Ahora bien, esto no quiere decir que el consumo de cafeína hace que una persona coma alimentos más azucarados. Simplemente significa que la percepción del gusto directamente después de tomar café probablemente se verá alterada aunque sólo sea por un período determinado y que el dulzor reducido de la bebida puede conducir a los antojos de azúcar después.
El estudio se publica en el Journal of Food Science .
En la segunda parte de la prueba, los investigadores hicieron una observación interesante. Se pidió a los participantes de ambos grupos que informaran sobre la capacidad del café de mantenerlos despiertos, independientemente de si el café fuera descafeinado o no.
Curiosamente ambos grupos informaron del mismo nivel de sentirse despiertos tras el café, lo que apunta a un cierto nivel de efecto placebo en respuesta al consumo de café y no tanto a la cantidad de cafeína. «Sólo la acción de pensar que usted ha hecho algo que le hace sentir más despierto, le hace sentir más despierto», dijo Robin Dando, el autor principal del estudio. Del mismo modo, comparó las reacciones de los participantes al famoso experimento de condicionamiento clásico de Pavlov, donde un simple estímulo sonoro hizo que los perros salivaran.