Investigadores de la Universitat de Barcelona han detectado que los pacientes con diabetes tipo 1 tienen una red de conectividad cerebral distinta a la de las personas sin diabetes, y que el cerebro desarrolla cambios funcionales, «mecanismos compensatorios» para adaptarse a las alteraciones cognitivas de la enfermedad, ha explicado el centro en un comunicado. 

El estudio, publicado en ‘Plos One’, liderado por científicos catalanes y realizado en colaboración con universidades mexicanas, se ha basado en técnicas de neuroimagen y modelos estadísticos, y podría tener implicaciones en el diagnóstico de la diabetes y en el estudio de otros trastornos con alteraciones cognitivas. 

Según el análisis, estas adaptaciones del cerebro a la patología «pueden ser muy importantes, ya que los pacientes con diabetes tipo 1 desarrollan redes de conectividad cerebral muy diferentes de las de las personas sin diabetes», ha destacado el primer firmante del estudio, el catedrático de Psicología Joan Guàrdia. 

Los investigadores han explorado con técnicas de imagen por resonancia magnética funcional (fMRI) el patrón de activación de la conectividad cerebral de 15 pacientes con diabetes de tipo 1 y de un grupo control de 15 personas sin diabetes, mientras hacían dos tareas de memoria de trabajo con estímulos visuales y se medía los cambios en el flujo de la sangre según las zonas con más consumo energético. 

Aunque los resultados de las tareas de memoria fueron muy similares, «los pacientes con DT1 presentaban una reducción significativa de las áreas de activación del cerebro, en comparación con el grupo control, que mostraba una red de conectividad más compleja», han explicado los autores. 

Además, las zonas con más conectividad cerebral en los pacientes con diabetes eran principalmente al cerebelo y el núcleo rojo, mientras que en los pacientes sin diabetes, eran más activas otras áreas cerebrales que se ponen en marcha normalmente cuando los individuos realizan tareas de memoria de trabajo. 

«Estos cambios, y el hecho de que los resultados de las tareas analizadas sean similares, implican que el cerebro genera mecanismos compensatorios para cumplir las demandas cognitivas que le permiten funcionar mejor», ha señalado Guàrdia. 

El análisis de las diferencias en las redes de conectividad cerebral abre nuevas vías de estudio de otros grupos de población, tanto en personas sanas como con pacientes de distintas patologías. 

«Este estudio nos ha permitido demostrar que una red compleja puede caracterizar el rendimiento cognitivo en una tarea diferenciando entre grupos. Actualmente, estamos desarrollando la misma metodología empleada en este estudio con pacientes con deterioro cognitivo leve, personas con depresión y otros colectivos con alteraciones cognitivas», ha destacado el experto. 

Este es el artículo original: https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0208247