¿Diabetes tipo 2 o hiperglucemia idiopática? Ya estamos de nuevo a vueltas con las definiciones de la enfermedad. Sigue en ciertos ámbitos sin haber mucho consenso al respecto y ahora nos llega una controvertida propuesta desde el Reino Unido. Para el profesor Edwin Gale, del Hospital Southmead, Bristol (Reino Unido) en un artículo publicado en The Lancet el término diabetes tipo 2 está llevando a los investigadores médicos por mal camino. En este sentido, afirma que la diabetes tipo 2 no se trata de una enfermedad, sino que es el resultado de muchos procesos que interactúan, por lo que propone denominarlo hiperglucemia idiopática.
Según el profesor Gale, aplicar el término diabetes tipo 2 para el conjunto complejo y variado de los síntomas que experimentan las personas con la afección es lo que los lógicos llaman un «error de categoría, cuando un problema se asigna a una categoría apropiada para su solución».
En declaraciones a la revista ‘The Lancet TV’, el profesor Gale explica: «Si le das un nombre a algo implica una entidad, significa que esa cosa existe realmente en la práctica. Cuando alguien habla de la diabetes tipo 2, está hablando de una forma de la diabetes para la que no se ha podido encontrar ninguna otra causa. En otras palabras, es un diagnóstico de exclusión. Hay varias condiciones, espectros y la gravedad de las enfermedades, todos envueltos en esta definición».
Los médicos diagnostican la diabetes tipo 2 cuando el cuerpo de un paciente ya no puede producir suficiente insulina o cuando la insulina producida no funciona correctamente, lo que conduce a problemas para mantener un nivel normal de glucosa en sangre. Pero Gale sostiene que debido a que los síntomas referidos por el término diabetes tipo 2 tienen causas, mecanismos y tratamientos muy variados, el término es engañoso tanto para los investigadores como los pacientes y por eso propone un término aún más complejo como es el de hiperglucemia idiopática.
La hiperglucemia idiopática puede alentar a los médicos a dejar de pensar en la condición como una enfermedad en sí misma, sino más bien como un resultado de muchos procesos que interactúan. «Estos procesos varían de persona a persona –argumenta el profesor Gale–, y por lo tanto, así debe el tratamiento».
«Un problema que no se puede definir en términos científicos, no puede tener una solución científica», escribe este experto. «Cuando un siglo de esfuerzo científico nos lleva a la conclusión de que no podemos definir lo que estamos hablando, podría ser el momento de considerar el ajuste de nuestras mentes.