La profesora Kirsten Nørgaard, endocrinóloga e investigadora en la Universidad de Copenhague, es una figura clave en el avance de las tecnologías aplicadas al tratamiento de la diabetes tipo 1. Su labor combina investigación clínica rigurosa y atención directa a pacientes, lo que le permite tener una visión muy completa de los retos y oportunidades que ofrece la innovación tecnológica.
Nørgaard ha participado en múltiples ensayos clínicos con sistemas de páncreas artificial, y ha sido testigo directa del impacto positivo que estos dispositivos pueden tener en la calidad de vida. Pero también conoce de primera mano las barreras que todavía dificultan su adopción en la práctica clínica real: formación, coste, acceso, confianza.
En esta conversación con Canal Diabetes tras su participación en el IFAC Workshop on Engineering Diabetes Technology, comparte su visión sobre el futuro de la atención médica en diabetes, el papel creciente de los datos y la inteligencia artificial, y cómo los profesionales sanitarios deben adaptarse a una nueva era más digital y personalizada.6
Para la doctora Kristen Nørgaard, referente mundial en el uso de tecnologías avanzadas para la diabetes tipo 1, no hay duda: la monitorización continua de glucosa (CGM) ha sido la herramienta más revolucionaria para mejorar la calidad de vida de las personas con esta condición. «Es el avance más importante para el bienestar diario del paciente», afirma con contundencia. Pero si hablamos del mayor impacto sobre el control glucémico, la respuesta es otra: los sistemas de administración automatizada de insulina (AID), también conocidos como bucles cerrados híbridos.
La barrera del precio y la dependencia de dispositivos
Nørgaard ha participado en múltiples ensayos clínicos con estos sistemas y conoce bien sus ventajas. Sin embargo, también es consciente de las barreras que aún limitan su adopción masiva: “Hay pacientes que simplemente no quieren estar conectados a más dispositivos que un CGM, a pesar de sus beneficios”, explica. Y añade: “El precio sigue siendo un gran obstáculo en la mayoría de países, y además, se requiere formación del personal sanitario para iniciar correctamente el tratamiento con AID”.
Más conocimiento, mejores conversaciones
La doctora destaca también cómo la tecnología ha transformado la relación médico-paciente. “La introducción del CGM y los sistemas AID ha permitido que las personas entiendan mejor cómo y por qué varía su glucosa en distintas situaciones de la vida. Esto enriquece mucho la conversación con el médico”.
Un futuro con menos desigualdad
Nørgaard es optimista, pero pone el foco en un desafío pendiente: la equidad en el acceso a la tecnología. “Espero que estas herramientas estén disponibles para todas las personas con diabetes tipo 1, no solo para quienes viven en países ricos o tienen un alto nivel educativo”, comenta. Y plantea una visión que apunta hacia la automatización total: “También deseo que en el futuro los buenos niveles de glucosa no dependan tanto del buen comportamiento del paciente como ocurre ahora”.
¿Qué papel tendrán los profesionales sanitarios?
Con la evolución de la inteligencia artificial y la automatización, el rol del profesional sanitario también cambiará, según Nørgaard. “Si los sistemas siguen mejorando, su papel cambiará mucho. Aun así, seguirá siendo necesaria la orientación en el uso de dispositivos, en los tratamientos farmacológicos y, por desgracia, en la prevención y tratamiento de complicaciones crónicas”.