Marc Breton: “La automatización del páncreas artificial ha transformado la calidad de vida de las personas con diabetes”

El Dr. Marc Breton, investigador líder de la Universidad de Virginia y una de las figuras clave en el desarrollo del páncreas artificial, ha participado recientemente en el IFAC Workshop on Engineering Diabetes Technology celebrado en Valencia. En una entrevista exclusiva con Canal Diabetes, Breton repasó los últimos avances en esta tecnología, sus desafíos regulatorios, la importancia de la simulación y la necesidad de no dejar a nadie atrás en el acceso a estos dispositivos.

La revolución de la automatización en el manejo de la diabetes

Breton subraya que los sistemas de administración automática de insulina (AID, por sus siglas en inglés) han cambiado radicalmente la forma en que las personas con diabetes insulinodependiente gestionan su enfermedad. “La capacidad de estos sistemas para modificar la administración de insulina cada pocos minutos, con una interacción mínima por parte del usuario, ha mejorado de forma significativa tanto el control glucémico como la calidad de vida o el sueño”, señala.

El crecimiento en la adopción de estos sistemas ha sido notable en los últimos años. Actualmente, hay una creciente variedad de dispositivos en el mercado, lo que permite a los usuarios escoger entre diferentes formatos y estrategias de dosificación que se ajustan mejor a sus preferencias personales. “Los sistemas que están en ensayos clínicos ahora se centran en reducir aún más la necesidad de interacción usuario-dispositivo, especialmente en las comidas, sin comprometer —e incluso mejorando— los resultados clínicos”, añade.

Simulación avanzada: clave para acelerar la innovación

Una parte esencial del trabajo de Breton se centra en la validación rigurosa de nuevos algoritmos mediante plataformas de simulación avanzadas. Este enfoque permite reducir costes, ganar tiempo y explorar escenarios que no podrían reproducirse en estudios clínicos. “Una simulación de dos semanas de un nuevo algoritmo AID puede ejecutarse en menos de un minuto de tiempo computacional, con un coste prácticamente nulo, frente a los 200.000 dólares que costaría el mismo estudio en humanos”, explica.

Gracias a estas herramientas, por ejemplo, se pudo determinar que un fallo hipotético en la bomba de insulina no generaría un riesgo crítico en una hora, lo que permitió diseñar los primeros ensayos clínicos con una frecuencia razonable de controles de seguridad. No obstante, Breton también advierte de las limitaciones: “Las simulaciones tradicionales sólo reproducen lo que ya conocemos, como cuánto aumenta la glucosa una comida estándar. Pero los sistemas reales deben funcionar en condiciones muy variadas: una cena en un restaurante con alcohol después de hacer ejercicio y bajo estrés no es algo que podamos simular bien todavía”.

Por eso, aunque los gemelos digitales (digital twins) prometen cubrir esta brecha incorporando mayor personalización, el investigador insiste en que “los ensayos clínicos bien diseñados siguen siendo la única herramienta fiable para trasladar nuestra tecnología a la práctica clínica”.

Barreras de acceso: un reto global aún sin resolver

Preguntado por cómo garantizar que estas tecnologías de vanguardia lleguen también a personas en contextos con menos recursos, Breton reconoce que no es un experto en el tema, pero subraya algunos principios clave: “Nuestros diseños deben ser robustos y dirigirse a una población lo más amplia posible. Y nuestras pruebas clínicas deben incluir esa diversidad, limitando la exclusión sólo cuando exista un riesgo médico claro que no se pueda mitigar”.

En su opinión, si los estudios demuestran eficacia en poblaciones variadas, entonces el debate sobre el acceso ya no será una cuestión científica, sino de elección política y social. “El problema de acceso no debería estar basado en la falta de evidencia”, concluye.

Conclusión: de la ciencia al impacto real

Marc Breton ha sido testigo y protagonista de una transformación sin precedentes en la gestión de la diabetes tipo 1. Sus palabras reflejan no sólo el entusiasmo por la innovación tecnológica, sino también la responsabilidad ética de asegurar que sus beneficios lleguen a todos. Desde Canal Diabetes, su participación en el congreso internacional de Valencia nos deja una lección clara: el futuro del tratamiento de la diabetes no solo depende de algoritmos inteligentes, sino también de decisiones humanas y sociales.