«La diabetes es una enfermedad de gente de alto poder adquisitivo, porque son sedentarios y comen mucho», se acuerdan del lamentable comentario la semana pasada de la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner. Cuando aún resuenan los ecos de tan desafortunada declaración nos llega una información publicada en la revista Mujer Hoy de esta semana en la que se confirma todo lo contrario. Cuando las personas tienen menos recursos para vivir, más posibilidades de padecer diabetes tienen. La salud también sufre los efectos de la crisis. Condiciones de vida precarias perjudican el equilibrio glucémico y el seguimiento de la enfermedad.
El estudio “Diabetes y precariedad”, de la Academia de Medicina francesa, muestra que la enfermedad es más frecuente entre personas con menos recursos (6,9%) que en el resto (4,4%). Acumulan factores de riesgo como tabaquismo, sedentarismo y mala alimentación (menos verduras, frutas, carne y pescado, y más pastas, bebidas azucaradas y comida rápida). Su acceso a peores alimentos y hábitos saludables dificulta el control de la diabetes.
Aunque en España no hay datos comparables, Mercedes Maderuelo, gerente de la Federación Española de Diabéticos, explica en la revista Mujer Hoy que “existe bastante evidencia sobre la relación entre la capacidad económica y la posibilidad de desarrollar diabetes tipo 2 (la que padece el 90% de los enfermos), directamente relacionada con la alimentación y los hábitos de vida. Los datos que cifran en cinco millones los diabéticos son de 2010 y es muy posible que en estos últimos años haya habido un incremento”.
La falta de información dispara la diabetes
A la falta de recursos y medios económicos, puede sumarse la falta de información. “Cuanto menos se conoce la patología y cómo actuar, menos control y adherencia al tratamiento. Esto incrementa el riesgo de enfermedades derivadas: trastornos cardiovasculares, retinopatía diabética, insuficiencia renal y demás complicaciones”, explica Maderuelo.
La clave está en la prevención y en la educación en diabetes. O dicho de otra manera en la educación y vuelta a los hábitos saludables. Detectar la prediabetes es trascedental porque todavía es posible volver a la normalidad si se corrigen los factores implicados como por ejemplo la obesidad, el sedentarismo, la dieta hipercalórica. Se estima que dos millones de diabéticos en España no saben que lo son dado el carácter silencioso de la enfermedad. En muchas ocasiones se ignoran los síntomas (muchas ganas de beber agua, ir con frecuencia al baño, cambios de humor…) porque no se asocian con una posible diabetes.