Uno de los grandes retos para muchos es acabar un maratón con diabetes. Acabamos de recibir la crónica del tercer maratón de nuestro amigo Álvaro, un paciente con diabetes tipo 1, con 39 años y dos hijos que ha encontrado en el running una vía de superación. Su diabetes como nos cuenta en las siguientes líneas ha sido un estímulo de superación y no un límite. Os dejamos con la narración en primera persona de Álvaro que sin duda ayudará a quien lo lea. Un ejemplo a seguir. Enhorabuena Álvaro!!!

El año pasado corrí mi primer maratón con diabetes, y como la experiencia fue muy buena, me animé a seguir corriendo maratones. En Noviembre del año pasado corrí el maratón de Donosti. El objetivo era hacer 3 horas 30 minutos, y al final todo salió muy bien e hice 3 horas 27 minutos. El «problema» de que te salgan bien las cosas en las carreras es que luego quieres más, y eso es lo que me pasó a mí.
Al poco de hacer el maratón con diabetes de Donosti, tenía claro que mi siguiente maratón sería el de Martin Fiz en Vitoria, y el objetivo 3 horas 15 minutos. Objetivo ambicioso, suponía bajar 12 minutos mi mejor marca, y tener que correr a un ritmo de 4:37 min/km. Pero como ya dije alguna vez, querer es poder.
Me puse en contacto con Jorge, experimentado maratoniano y buen amigo, que me diseño un plan de entrenamiento para el objetivo marcado. Primer cambio: El plan de entrenamiento se parece poco a los realizados anteriormente, hay 2 días por semana de series (uno de series cortas y otro de series largas), rodajes suaves entre semana, y los rodajes largos del domingo hay que hacerlos 1 hora relativamente suave, y el resto en progresión, acabando rápido.
Como siempre, sobre el papel el entrenamiento parece más fácil, pero luego hay que ponerse a ello, y así comencé a entrenar. Esta vez, la gente con la que estuve entrenando para el de Donosti no iban a hacer el maratón de Fiz, así que los entrenamientos entre semana por mi cuenta, aunque los fines de semana si que he estado acompañado por los habituales (Manu, Iñaki, Javi, Rubén, …).
Como ya conté en la crónica de mi primer maratón, un tema fundamental para poder aguantar este ritmo de entrenamientos, era ir controlando el nivel de azúcar en sangre. Marcos, el medico zaragozano con el que corrí mi primer maratón, me habló de los medidores continuos de glucosa. Yo no conocía estos aparatos. Así que me puse a investigar en internet, y di con la página de Novalab Ibérica, que distribuye el medidor continuo de glucosa (MCG de aquí en adelante) Dexcom G4. Me puse en contacto con ellos, y les planteé mi situación y mis próximos retos, y llegamos a un acuerdo para usar su medidor en los entrenamientos y en el maratón de Fiz de 2013.
El uso del MCG cambió de forma muy importante la forma de entrenar: Se acabó el llevar el glucómetro con las tiras y el pincho encima, para hacerme controles cada 15 minutos.
El MCG consiste en un sensor que llevo continuamente «conectado» a mi cuerpo, y un pequeño transmisor, que envía el resultado del control a un receptor, del tamaño de un mp3, que va mostrando en pantalla el valor de la ultima medición, la gráfica de evolución de las mediciones, y lo más importante para mí, la tendencia de si la glucosa está subiendo o bajando, y a que «velocidad». Cada 5 minutos hace una nueva medición.
Y con el MCG sigo con mi plan de entrenamiento, yendo incluso mas rápido de lo marcado a la hora de hacer las series. Estoy bien de forma, y muy motivado. También he bajado algo de peso, con lo que voy más «ligero».
Un momento “crítico” en los entrenamientos llega en Semana Santa, se me junta un pico importante de trabajo con un aumento de volumen en los entrenamientos. El resultado es que durante 3 semanas tengo varias hipoglucemias al día, y voy al límite de fuerzas, prácticamente me he quedado sin reservas. Lo primero que tengo que hacer es comer más, pues no he aumentado la ingesta de alimentos, y tengo muchísima más actividad física. Cuidándome un poco consigo recuperar las fuerzas, y seguir con el plan de entrenamiento. El último mes de entrenamientos voy a tope, me encuentro con fuerzas y muy motivado.
Y aquí llega otro momento crítico: En mi último domingo de entreno largo, salgo a correr en un pueblo de Zamora, y cuando llevaba 20 minutos, me salen 3 perros de un pabellón de ganado, y uno de ellos me muerde en la pierna derecha. Yo seguí corriendo, notaba dolor en la pierna, pero no quise ni mirar lo que tenia. Así hasta completar las 2 horas de entrenamiento. Luego a casa, ducha, curar las heridas y al médico. Por suerte, ya tenía puesta la vacuna del tétanos. Pero claro, un mordisco en plena pierna a 2 semanas de un maratón, no ayuda precisamente. Al día siguiente volví a salir a correr, 50 minutos suave, y la pierna no parecía quejarse mucho. Sigo con el plan, que ya va bajando el ritmo, pero a final de la semana noto que la herida me molesta más, y veo que se está enrojeciendo. Efectivamente, se estaba infectando.

Yo ya estoy de los nervios, empiezo a darle vueltas a la cabeza, después de 3 duros meses de entrenamiento, en los que he ido muy bien, me encuentro con un regalo inesperado en la pierna. En la última semana antes de la carrera, me pongo en manos de las enfermeras del Servicio Médico de Mercedes Benz, y ellas consiguen poner la herida en orden, después de hacerme dos curas por día durante toda la semana.
Ya parece que se va arreglando todo, pero los nervios no disminuyen, pero ahora son por la proximidad de la carrera, no por la herida.
El día antes de la carrera estoy con los nervios a flor de piel, me paso toda la mañana pensando que he pillado una gastroenteritis, con el estomago revuelto. Al final no era nada, solo nervios.

Un maratón con diabetes

Un maratón con diabetes

Y por fin llega el domingo, el día señalado. Dorsal 290 y 42195 metros por delante. Esta vez quería correr el maratón sin apoyo de bici, pero al final me entro un poco el «miedo» y lleve una bici de apoyo, pero intenté correr como si no llevara bici. Me llevé los geles y las barritas encima (es las fotos se me ve el cinto, con los geles) y el control de la glucemia me lo hacía con el Medidor Dexcom G4.
Normalmente hay que calibrar el aparato cada 12 horas, es decir, cada 12 horas hay que hacerse un control normal, y meter el valor que te da en el receptor, para que ajuste bien las mediciones. Al afrontar un esfuerzo continuado de más de 3 horas, quería estar seguro de la exactitud de las mediciones, y por eso me hice un control con el glucómetro normal cada hora más o menos, para poder calibrar bien el medidor y estar seguro que iba bien controlado. Por eso llevé la bici, para facilitarme estos controles.

Maratón con diabetes

El medidor continuo de glucosa no es tan exacto como un glucómetro normal, no es que mida mal, pero da una medición con un cierto «retraso». Lo que es muy muy útil en el medidor es que muestra una flecha con la tendencia que tiene el nivel de glucosa, muestra si está bajando o subiendo rápido, o si más levemente, o si se mantiene estable. Y la verdad que las mediciones que me hizo fueron buenas, no se desvió mucho en ninguno de los controles, en el primero y el segundo me estaba marcando el nivel un poco más bajo de lo que lo tenía, y en el tercero un poco más alto.

Cuando empecé a tomar los geles y barritas el medidor me indicaba que tenía el nivel en 190 pero con 2 flechas hacia abajo, es decir, me estaba bajando rápido el nivel de glucosa. Esto me ayudó a ver que necesitaba comer ya, si solo me fío de una medición de 190, probablemente no hubiera comido nada, pero al ver la tendencia, puedo reaccionar más rápido y evitar una hipoglucemia. La carrera me fue de maravilla, salí al ritmo previsto. En el km 3 se me junta Juanan, debutante en un maratón, y que había entrenado conmigo varios fines de semana. Y para adelante nos fuimos los dos. El globo de 3h15 nos pillo sobre el km 10, y a partir de ahí fuimos con él. Fuimos muy cómodos toda la carrera, a gusto, y yo en el km 35,5 ya estaba con ganas de irme del globo. Aguante con el grupo hasta el km 37,5, y a partir de ahí, tiré para adelante.

Las glucemias se me mantuvieron muy bien toda la carrera, y esta vez ha sido el maratón que menos he tenido que comer, al final tome 4 geles y 2 barritas energéticas, y un par de trozos de plátano.

La llegada a meta fue increíble, acabé a tope. En los últimos kilómetros, cuando iba a tope, me acordé del momento del mordisco, y eché toda la «rabia» por los nervios de las 2 últimas semanas en la recta de meta. Al final 3h 11min 51s, mucho mejor de lo esperado, y acabando muy fuerte. Y como he dicho antes, el «problema» de todo esto es que ahora queremos más. Próximo objetivo: ¿3 horas? Creo que habrá que intentarlo.

Solo me queda agradecer de todo corazón a la gente que ha hecho esto posible mi tercera maratón con diabetes: La primera, de nuevo, a mi mujer Sara, por todo su apoyo y por aguantar mis «neuras». También a Manu, Juanan, Iñaki, Rubén y demás corredores con los que he entrenado, por los entrenamientos compartidos y los ánimos; a Jorge, mi «preparador» de planes de entrenamiento, por sus consejos y ánimos para lograr el reto; a José María Salgado de Novalab Ibérica, por el medidor continuo de glucosa Dexcom G4, parte muy importante del éxito obtenido; a las enfermeras del Servicio Médico de Mercedes Benz, por los cuidados con la mordedura y por recuperarme la pierna a tiempo; a Víctor Perdiz y a toda la gente mi club de atletismo 42195.es, por su apoyo en todo momento y por permitirme compartir todas mis experiencias en su página web; a la Asociación de Diabéticos de Alava, por su apoyo constante, y como la vez anterior, a todos los amigos y amigas que me han animado y apoyado; a toda la gente que estuvo animando el día de la carrera, y a todos los que alguna vez han salido a correr conmigo. Gracias.