La obesidad infantil es una de las máximas preocupaciones de los expertos en nutrición de nuestro país. Los malos hábitos hoy en día, tanto alimenticios como de práctica de deporte están provocando cifras alarmantes de niños con obesidad a muy temprana edad. En el caso de la diabetes tipo 2, una situación de obesidad es el escenario casi perfecto para el desarrollo de la misma. Es decir, si los hábitos de consumo continúan de la misma manera la cifra de pacientes diabéticos se disparará. De hecho las previsiones de los principales organismos mundiales de la salud multiplican por dos los millones de diabéticos que hay en la actualidad, y la mayoría de estos hoy en día padecen obesidad.
El Doctor Adelardo Caballero Director del Instituto de Obesidad ha plasmado su particular radiografía de lo que está ocurriendo en esta entrevista que hoy reproducimos en Canal Diabetes.
Las últimas cifras arrojan preocupantes incrementos de la obesidad infantil, haciendo de España uno de los países con una tasa más elevada. ¿Qué factores conducen a este continuo aumento de la obesidad entre los más pequeños?
La obesidad aumenta porque se produce un desequilibrio energético entre lo ingerido y lo gastado, almacenándose dicho exceso de calorías en forma de grasa. Actualmente, los menores tienen un estilo de vida cada vez más sedentario, con una menor actividad física y una peor ingesta de alimentos. Además, los niños menores de 10 años deben dormir unas diez horas al día. En este contexto, cabe señalar que, en España, los niños duermen una media de menos de ocho horas al día, algo insuficiente y que provoca otros hábitos perjudiciales con repercusión negativa en el incremento del peso corporal, como es no desayunar. No en vano, se ha comprobado cómo, entre los más pequeños, dormir cinco o menos horas casi duplica el riesgo de ser un adulto obeso.
Fundamentalmente, la falta de actividad física y un tipo de alimentación poco equilibrada son los factores responsables del aumento de la obesidad. Por ello resulta fundamental establecer, desde el principio, un adecuado estilo de vida, que conjugue una correcta alimentación con el justo descanso y la actividad física.
¿Cómo se diagnostica este trastorno, y en qué etapa de la niñez se hace más evidente?
Obesidad y sobrepeso en la infancia se definen, en función de la altura del menor, como valores de IMC iguales o superiores a los valores de los percentiles 97 y 85 respectivamente. En este contexto, lo controles habituales deben servir para seguir la evolución de peso y talla teniendo en cuenta su edad.
¿Qué hábitos recomienda para evitar la obesidad infantil?
Es importante alcanzar una dieta equilibrada, que ha de combinarse con los adecuados hábitos de vida. Conviene señalar la necesidad de mantener una adecuada actividad física, que pasa por un mínimo de 60 minutos diarios con una intensidad moderada o vigorosa en función de la fase de desarrollo del menor. Además, los niños menores de 10 años deben dormir unas diez horas al día.
¿Cuáles son las recomendaciones nutricionales durante el crecimiento, teniendo por objetivo la prevención de la obesidad?
Cabe resaltar la importancia de la prevención inculcando hábitos saludables desde edades tempranas. Así, resulta fundamental alcanzar una dieta equilibrada, en la que aumente el consumo de frutas, hortalizas, legumbres, cereales integrales y frutos secos. Al mismo tiempo, ha de reducirse la ingesta total de grasas y sustituir las saturadas por las instauradas, y ha de disminuirse la toma de azúcares.
La combinación de una limitada dieta con el aumento de la actividad física, la educación nutricional y el cambio de conductas permitirán la obtención de unos óptimos resultados, siempre y cuando el menor cuente con el apoyo y el estímulo de su familia y de los profesionales adecuados
¿Cómo podemos introducir estos hábitos saludables dentro de los gustos de los niños?
Desde el Instituto de Obesidad creemos en la necesidad de convertir la obesidad en un auténtico valor educativo que pueda incorporarse como parte o módulo de una asignatura. Así, consideramos del todo necesaria la posibilidad de educar a los más pequeños en la adquisición de hábitos alimentarios saludables. En este sentido, la inclusión de talleres o actividades relacionados con esta problemática permitiría no sólo concienciar a los menores en lo inoportuno y perjudicial de la prevalencia de alimentos ricos en grasas saturadas, sino también trasladarles la idea de que comer bien no es un castigo y que preparar la comida es algo sano.