La insulinización es el proceso de tratamiento de la diabetes con insulina, generalmente cuando otros métodos no son suficientes para controlar los niveles de glucosa en sangre. En el XXXVI Congreso Nacional de la Fundación de la Sociedad Española de Diabetes (FSED) celebrado la semana pasada en A Coruña se ha puesto de manifiesto que aún subsisten barreras importantes, recelos y temores, que esperan soslayarse con la aparición de nuevas formulaciones, incluyendo las insulinas semanales. De las realidades de las insulinas semanales se ha hablado mucho en esa cita médica.

Las promesas y realidades de las insulinas semanales

La Dra. Chantal Mathieu, que actualmente preside la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD),  no cabe duda que “las nuevas insulinas semanales reducirán la carga terapéutica”.

Durante muchos años, las guías clínicas han sugerido iniciar la administración de insulina en personas con DM2 utilizando una insulina basal. Ahora se dispone de la oportunidad de hacerlo no una vez al día, sino una vez a la semana. Esto, en opinión de la responsable del Departamento de Endocrinología en el Hospital Universitario Gasthuisberg de Lovaina (Bélgica), permitirá iniciar la administración de insulina en personas con diabetes tipo 2 de forma aún más sencilla”.

Los estudios con las dos insulinas más avanzadas en su desarrollo (ICODEC, ya aprobada por la EMA, y efsitora, que acaba de finalizar la fase 3) demuestran que una insulina semanal es eficaz y segura cuando se utiliza como componente basal en personas con diabetes tipo 2. Esto se ha demostrado en personas con DM2 que inician el tratamiento con insulina por primera vez (sin experiencia previa en insulina) o que ya reciben insulina basal (solo basal o en el contexto de un bolo basal). En la diabetes tipo 1, el concepto de insulina basal una vez a la semana es menos claro, ya que ambas insulinas semanales muestran un aumento del riesgo de hipoglucemia (estudios ONWARDS 6 y QWINT 5).

La Dra. Chantal Mathieu reconoce estar “impresionada por la solidez de los datos con ambas insulinas”. En el programa ONWARDS, ICODEC demostró superioridad en la reducción de la hemoglobina glicosilada (HbA1c) en comparación con la administración diaria de degludec o glargina 100U en personas con diabetes tipo 2 con o sin experiencia previa en el empleo de insulina. En el programa QWINT, se observó una reducción de la HbA1c similar en comparación con la administración diaria de insulina basal en personas con diabetes tipo 2 y experiencia en el tratamiento con insulina. Como subraya la presidente de la EASD, “en el caso de la diabetes tipo 1, ambas insulinas semanales se han mostrado eficaces para reducir la HbA1c, pero con un aumento del riesgo de hipoglucemia”.

En definitiva, como concluye la Dra. Mathieu, “los datos actualmente disponibles sobre las insulinas semanales son muy impresionantes en cuanto a eficacia y seguridad, y ahora estamos empezando a aprender cómo usarlas de forma rutinaria y, por lo tanto, qué hacer con el ayuno, el ejercicio,…”. En su opinión, las insulinas semanales se convertirán en la forma de iniciar el tratamiento con insulina en personas con diabetes tipo 2 que necesiten insulinización”.

Superar barreras, revertir inercias

De esta forma se pretenden, además, combatir muchas de las trabas que actualmente rodean al tratamiento con insulina. Y es que, como reconoce la Dra. Alba Galdón Sanz-Pastor, del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital General Universitario Gregorio Marañón (Madrid), “la primera barrera de la insulinoterapia es no ser conscientes de las barreras que aún existen: hay que identificarlas”. Entre ellas, según enumera, se encuentra la inercia clínica, el miedo del paciente a la inyección, el estigma asociado a la insulina, y la falta de tiempo y/o de formación en el entorno asistencial”.

Esto supone, entre otras consecuencias, un retraso injustificado en el empleo de la insulina, con un importante impacto clínico: “demora en el control glucémico, mayor riesgo de complicaciones micro y macrovasculares, y peor calidad de vida”, según destaca la Dra. Galdón, quien también aporta algunas posibles soluciones para superar esta situación; a su juicio, “podemos mejorar la implementación de la insulinización en las personas que la necesitan a través de educación diabetológica estructurada, toma compartida de decisiones, apoyo emocional y uso racional de nuevas insulinas con mejor perfil de adherencia”.

En relación con este último aspecto, se considera fundamental la aparición de nuevas formulaciones y, de hecho, los datos procedentes de los ensayos clínicos indican que las insulinas semanales podrían facilitar el proceso de insulinización. La idea de una inyección semanal es mucho más asumible para los pacientes. Esta posología reduce la carga terapéutica y, sin duda, mejora la adherencia y, por lo tanto, el control glucémico”, resume la especialista del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, quien considera “imprescindible escuchar al paciente e incorporarle en el proceso de toma de decisión”.