La diabetes tipo 2 en la población pediátrica en España no alcanza dimensiones epidémicas, no ha aumentado el número de casos diagnosticados. El incremento significativo de la obesidad infantil ha puesto de manifiesto, en esta población, la aparición de alteraciones hidrocarbonadas que son previas a la diabetes. Hay que enfatizar que la diabetes tipo 1 es el tipo de diabetes que más predomina en la población pediátrica española, con una incidencia media de alrededor de 17-18 por 100.000 niños menores de 15 años, con can variación en las distintas comunicades autónomas.
Para afrontar con éxito el reto que supone abordar adecuadamente ambos tipos de diabetes es necesario, sobre todo, educación diabetológica, infraestructuras adecuadas incluyendo recursos humanos suficientes, y posibilidad de implementar los avances tecnológicos en el tratamiento de esta patología en la edad pediátrica. Sobre estos aspectos se centran varias de las sesiones científicas que se celebran en el marco del XXVII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Diabetes (SED), que transcurre en Bilbao del 20 al 22 de abril.
Para la Dra. Raquel Barrio, vicepresidenta 1ª de la SED, “es imprescindible contar con suficientes Unidades de Diabetes Pediátrica, con personal específico, capacitado y con tiempo suficiente para dedicarlo a la formación del niño, su familia y sus profesores”. Y es que esto, a su juicio, “asegura una correcta educación del niño con diabetes, que debe realizarse de forma continuada (y no solo al principio de la enfermedad)”.
La Unidad de Diabetes Pediátrica del Hospital Universitario Ramón y Cajal (Madrid), que coordina la Dra. Barrio, es pionera en España en la aplicación de estas iniciativas educativas; de hecho, este centro es el primero en recibir la acreditación por su programa educativo para pacientes que inician la terapia con bombas de insulina. Se han sistematizado procesos, tiempos y materiales, con un soporte continuo a los pacientes en lo que respecta a sus controles periódicos y al correcto manejo de su bomba de insulina.
Parte de su éxito se basa en que, además de los aspectos informativos, integran aspectos motivacionales, psicológicos y sociales en la atención al niño con diabetes y a su entorno familiar y escolar. Por ello, aconseja la Dra. Barrio, “el equipo diabetológico debe ser multidisciplinar, necesitando no solo diabetólogos-pediatras y educadores, sino también de dietistas, psicólogos y trabajadores sociales”. Y es que, “cuando los pacientes y familias están bien entrenados, se optimiza el tratamiento, se individualiza y se adapta a las necesidades específicas de cada caso”.
Soluciones sencillas para un gran problema
Los cambios en el estilo de vida, que abocan hacia una vida más sedentaria y una alimentación menos equilibrada, explican el aumento de la obesidad infantil, que lleva aparejado en muchos casos el incremento de alteraciones hidrocarbonadas previas a la diabetes en edad pediátrica. Como denuncia la Dra. Raquel Barrio, “los niños españoles cada vez hacen menos ejercicio en la vida diaria y, además, han ido abandonando la dieta mediterránea y adoptando los estilos de vida de comida precocinada y la llamada comida rápida, rica en grasas saturadas e hidratos de carbono de alto índice glucémico”.
Sin embargo, la solución que se apunta es relativamente sencilla. “En los colegios se debería hacer ejercicio todos los días y no como ahora, que sólo se impone dos veces por semana en la mayoría de los colegios y nada a partir de los cursos superiores”, señala la Dra. Barrio, quien apuesta también por llevar a cabo campañas informativas periódicas sobre lo que supone una alimentación sana y estimulando la realización de ejercicio diario en la infancia y adolescencia (y, al menos, 150 minutos en la edad adulta).
Avances tecnológicos
Pero la mejora en la lucha contra la diabetes en niños también se gana con los avances tecnológicos como, por ejemplo, la posibilidad de incorporar recursos de telemedicina que permiten, entre otros beneficios, contar con Unidades de Diabetes las 24 horas del día.
Junto a ello, en los últimos años se han ido incorporando a la práctica clínica otras soluciones tecnológicas novedosas, como la posibilidad de utilizar (desde febrero de 2016) sistemas monitorización que miden los niveles de glucosa en el líquido intersticial en la edad pediátrica a partir de los 4 años. No requieren calibración por parte del usuario y evitan en muchas situaciones la monitorización de glucemia capilar, proporcionando tanto a los profesionales como a los pacientes un perfil completo de la glucosa de manera sencilla y clara para tomar decisiones de tratamiento más informadas. “Facilita el conocimiento de las variaciones de la glucosa durante las 24 horas, permitiendo conocer mejor el perfil nocturno, la influencia de la ingesta…lo que ayuda a adaptar mejor el tratamiento insulínico”, explica la Dra. Barrio, que señala como aspecto negativo “que no está financiado por la sanidad pública”.
Otro importante recurso, aunque ya con más años de experiencia (pero que tampoco cuenta con la financiación pública, salvo excepciones puntuales), es el sistema integrado de bomba de perfusión subcutánea continua de insulina (ISCI) y monitorización conmtinua de glucosa intersticial. Desde hace una año se cuenta con la ISCI con parada por predicción de hipoglucemia. Incluye una monitorización continua de glucosa intersticial y unos algoritmos que predicen el riesgo de hipoglucemia en 30 minutos; ante el riesgo de hipoglucemia, se produce una parada de la administración de insulina, reinstaurándose la administración de la mismaa cuando se ha superado este riesgo. Según la Dra. Raquel Barrio, “este tipo de recurso puede ser muy útil en los pacientes con riesgo de hipoglucemias inadvertidas, hipoglucemias graves o muy repetidas y, fundamentalmente, en el niño de muy corta de edad”.
También innovadores son los sistemas de puertos de inserción de insulina, que posibilitan sustituir el pinchazo varias veces al día en le tejido celular subcutáneao por un pinchazo cada tres días. Un puerto de inyección es un dispositivo médico similar al set de infusión en las bombas de insulina pero sin el sistema tubular. Es insertado en el paciente (a través de una aguja) en el tejido subcutáneo, permitiendo que se administren múltiples dosis diarias de insulina sin necesidad de pinchazos adicionales, pudiéndose emplear tanto para diabetes tipo 1 como tipo 2. “Su utilización en la edad pediátrica mejora sensiblemente la calidad de vida de los niños, ya que reduce la ansiedad y el dolor que provoca la necesidad de reinyecciones de insulina”, considera la Dra. Barrio.
Diabetes gestacional y transición infancia-adolescencia
La diabetes gestacional y su efecto sobre el feto y desarrollo posterior del niño es otro de los temas principales que se abordan en el XXVII Congreso de la Sociedad Española de Diabetes.
Las hormonas del embarazo pueden bloquear el trabajo que hace la insulina; cuando esto sucede, los niveles de glucosa se pueden incrementar en la sangre de una mujer embarazada. Se estima que alrededor del 5-10% de las futuras mamás desarrollan esta enfermedad, considerada una de las más comunes del embarazo. Una detección y control precoz de este tipo de diabetes no solo se asocia con una reducción de la hipertensión inducida por la gestación en la madre, sino que también reduce la prematuridad, las tasas de cesáreas y partos instrumentales, la necesidad de ingreso en cuidados intensivos neonatológicos, la macrosomía fetal (desarrollo o tamaño excesivo del cuerpo) y o la tasa de recién nacidos de bajo peso; incluso, en el niño, disminuye el riesgo de aparición de diabetes tipo 2 y obesidad en la edad adulta.
“Es muy importante el diagnóstico precoz de la DM gestacional y tener un tratamiento adecuado; si no es así, se incrementa el riesgo de complicaciones en el recién nacido, como la macrosomía o las hipoglucemias neonatales”, recuerda la Dra. Barrio, quien asegura que actualmente “en España este despistaje se hace de manera adecuada”.
Otro aspecto es el embarazo en mujeres que tienen diabetes diagnosticada previamente; en estos casos, se recomienda hacer un completo seguimiento clínico preconcepcional para preparar a la mujer para el embarazo, con un buen control de la DM en el año previo.
Otro momento clave en el manejo de la diabetes en los primeros años de la vida se sitúa en el paso de la edad pediátrica a la adolescencia. En este sentido, se apunta la “necesidad de preparar adecuadamente la transición de las unidades de Diabetes Pediátrica a la de los Adultos”, comenta la Dra. Barrio.
Esta transición debe ser preparada unos años antes, dando cada vez más autonomía al niño en el cuidado de su diabetes. Para ello, se precisa ir motivando y enseñando progresivamente al niño con diabetes en los aspectos fundamentales de la enfermedad. “Hay que tener presente aspectos específicos de la adolescencia e incidir en ellos: no hay que olvidar que son adolescentes con diabetes y no adolescentes diabéticos”, aclara la Dra. Barrio. Hay que informarles sobre drogas, alcohol, métodos anticonceptivos.Y, sobre todo, “es importante que en el paso a adultos no se pierda a ningún adolescente en su seguimiento; sin duda, éste es un periodo difícil para convivir con la diabetes”.
En España, en la edad pediátrica, predomina la diabetes tipo 1, que es de origen autoinmune y que en el mundo está aumentado a un ritmo de un 3% por año. Esta enfermedad, también crónica, precisa de una educación y tratamiento intensivo.
La diabetes, fundamentalmente la tipo 2 (DM2), está aumentando rápidamente en muchos países, y de manera extraordinaria en los países de ingresos bajos y medianos. Desde el punto de vista pediátrico, la DM2 no constituye actualmente una epidemia en Europa (aunque está incrementando su prevalencia), pero sí tiene una gran incidencia en Estados Unidos y en países asiáticos (sobre todo entre la población de menos nivel socioeconómico). Una gran proporción de los casos de diabetes son prevenibles con cambios en el estilo de vida (fundamentalmente, alimentación adecuada y realización regular de ejercicio).
Fotos cedidas por Carlos J. Martín