La mitad de la población española con diabetes tipo 2 tiene más de 65 años, mientras que la prevalencia en los mayores de 75 años es cercana al 30 por ciento y en los mayores de 85 alcanza casi el 40 por ciento, según el estudio ‘Di@bet.es’. Así lo han expuesto unos expertos en el encuentro ‘Centrados en el anciano con diabetes’ organizado por Novartis con el aval de la Sociedad Española de Medicina Geriátrica (SEMEG) y la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG); Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI); la Sociedad Española de Diabetes (SED); la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).

«El objetivo es la actualización tanto en las pautas de tratamiento de la diabetes, como en el control de la patología y de otros factores de riesgo cardiovascular en pacientes ancianos teniendo en cuenta las características individuales de cada paciente, su grado de dependencia y sus comorbilidades» ha señalado el presidente electo de la SED, el doctor Edelmiro Menéndez. El jefe del Servicio de Geriatría Hospital Universitario de Getafe, el doctor Leocadio Rodríguez Mañas, ha señalado que «aproximadamente uno de cada cuatro ancianos tiene diabetes».

Las características del paciente anciano con diabetes presenta ciertas particularidades como la presencia de una elevada heterogeneidad clínica, deterioro cognitivo, depresión o caídas y un mayor riesgo de morbimortalidad entre otras, lo que condiciona el diagnóstico y abordaje de la patología. Por ello, el jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital Regional Universitario de Málaga, el doctor Ricardo Gómez Huelgas, ha asegurado que «los ancianos con diabetes tienen más carga de comorbilidad que los no diabéticos, y también presentan más riesgo de depresión y de incapacidad funcional».

El doctor Menéndez ha detallado también que la formación de los profesionales sanitarios en este ámbito en el momento actual es «fundamental», en primer lugar por «la alta prevalencia de esta patología en ancianos», en segundo lugar porque «la población anciana está afectada por pluripatología por lo que el tratamiento farmacológico se hace más complejo», y por último por «la dificultad de promover un cambio de hábitos en este grupo de población». Según Rodríguez Mañas, hay tres factores que explican la presencia de la diabetes en las personas de edad avanzada, siendo uno de ellos «los cambios en la composición corporal, que condiciona un aumento de la grasa intermuscular que, junto a determinadas modificaciones en la producción energética de la mitocondria, produce resistencia a insulina».

En segundo lugar ha afirmado que son «los hábitos de vida, con tendencia a un progresivo sedentarismo», y por último «la caída en el metabolismo basal y en el gasto energético que favorecen la obesidad».
Los expertos también han recordado durante el encuentro que la diabetes es un factor de riesgo para el desarrollo de demencia «no sólo vascular sino también demencia tipo Alzheimer», según el doctor Rodríguez.
«La presencia de demencia tiene un impacto evidente sobre el manejo de los pacientes con diabetes, que tienen un mayor riesgo de hipoglucemias. Estas hipoglucemias se asocian a su vez a un elevado riesgo de desarrollar demencia en un plazo de cinco años, cerrando así varios círculos viciosos», ha indicado Rodríguez.

En este sentido, este médico ha resaltado que para manejar de un modo adecuado estos pacientes deben modificarse los objetivos terapéuticos «simplificando los tratamientos y valorando globalmente al paciente».
Además, también ha apuntado que en la diabetes «se dan todas las características peculiares de la enfermedad en los ancianos», tales como el «impacto sobre la función y la calidad de vida, elevada comorbilidad y alto riesgo de iatrogenia». Los especialistas abogan por unos objetivos terapéuticos centrados más en «la función, los cuidados integrados y la coordinación, y no tanto en la expectativa de vida», según Rodríguez.
Por su parte, el doctor Huelgas ha recordado la importancia de «individualizar los objetivos del tratamiento antidiabético en estos pacientes sin olvidar que las modificaciones del estilo de vida, ejercicio físico adaptado y dieta, son efectivas en el anciano».