Una reducción del 40% del azúcar de los refrescos en el Reino Unido durante cinco años podría prevenir un millón y medio de casos de sobrepeso y obesidad y 300.000 casos de diabetes tipo 2. El estudio, publicado en The Lancet Diabetes & Endocrinology, ha sido realizado por investigadores de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Beijing (China) y la Universidad Queen Mary de Londres.
Los resultados se han obtenido al cruzar los datos de 2008-2012 de la encuesta británica NDNS RP de dieta y nutrición y los informes anuales de la Asociación Británica de Refrescos. De este modo, se calculó el consumo de bebidas azucaradas –incluyendo zumos de frutas– y su contribución a la ingesta de azúcar y calorías en la población británica.
Al reducir el azúcar de los refrescos, se ingerirían 38,4 calorías menos al día durante cinco años, con una reducción media del peso en adultos de 1,2 kilogramos. Esta disminución se traduciría en una reducción aproximada de medio millón de adultos con sobrepeso y de un millón de obesos. Además, se prevendrían entre 274.000 y 309.000 casos de diabetes tipo 2 en los próximos 20 años.
Si se prescindiera también de los zumos, se reduciría el consumo de calorías en 31 al día, con una pérdida de peso de casi un kilogramo (0,96), que conllevaría en una disminución del sobrepeso en 300.000 personas y de 800.000 casos de obesidad. En este caso, se prevendrían entre 221.000 y 250.000 casos de diabetes en las próximas dos décadas. La prevención sería mayor en adolescentes, jóvenes adultos y personas de familias con menores ingresos, que consumen más refrescos.
Reducción gradual del azúcar de los refrescos
Los autores del trabajo han explicado en nota de prensa que la apreciación de la dulzura de los refrescos puede adaptarse a los cambios graduales en la ingesta de azúcar. “Es poco probable que esta estrategia que proponemos influya en la elección de los consumidores, siempre que la reducción sea gradual y se realice durante cinco años”, detallan.
Como recuerdan, investigaciones previas han demostrado que las calorías perdidas de refrescos azucarados suelen ser difícilmente sustituidas por otras fuentes y que una reducción de la cantidad de azúcar de los refrescos tiene poca influencia tanto en el coste como en el precio del producto.
Por tanto, opinan que es poco probable que afecte a las ventas y a los beneficios de la industria de refrescos, por lo que la reducción del azúcar de los refrescos podría ser potencialmente atractiva para los fabricantes de bebidas. No obstante, reconocen que algunos agentes, como la industria azucarera, podrían ser reticentes.
En opinión de los investigadores, su estrategia de reducción del azúcar de los refrescos se ve confirmada con los resultados beneficiosos sobre la salud que han calculado. “Es difícil reducir el consumo de refrescos a largo plazo, hay muchísima publicidad. Nuestra propuesta ofrece una manera innovadora y práctica para reducir de manera gradual el consumo de calorías. Y su combinación con otras estrategias, como los impuestos a refrescos, tendrían un efecto más potente”, concluyen.