Es público y notorio que la diabetes tipo 2 se encuentra estrechamente ligada al exceso de peso, sin embargo parece que la expansión de la pandemia de la obesidad no es la única responsable de este crecimiento. Un estudio reciente llevado a cabo por investigadores del Centro Médico de la Universidad de Leiden (Países Bajos), confirma que es muy posible que el calentamiento global también tenga una gran parte de culpa con el aumento de casos de diabetes tipo 2.
Como explica Patrick Rensen, director de esta investigación publicada en la revista «BMJ Open Diabetes Research & Care», «nuestros resultados enfatizan la importancia de la realización de futuros estudios para evaluar los efectos de la temperatura ambiental, y el calentamiento global sobre el metabolismo de la glucosa y la aparición de la diabetes tipo 2, muy especialmente en el contexto del aumento global de las temperaturas que ha dado lugar a que Estados Unidos registrara el pasado año el invierno más cálido de su historia».
A mayor calentamiento global, más diabetes
En los mamíferos, el tejido adiposo marrón –o ‘grasa parda’– es el responsable de transmitir la energía de los alimentos en forma de calor. O lo que es lo mismo, actúa como una ‘estufa’: cuando hace frío, quema su grasa para producir calor y mantener la temperatura corporal. Y dado que esta combustión acaba eliminando la grasa, se pierde peso –aunque no demasiado–. Pero aún hay más. La quema de grasa aumenta el gasto de energía del organismo, por lo que para suplir esta demanda energética se recurre a la glucosa. El resultado es que los niveles de azúcar en sangre son menores, con lo que se mejora la acción y sensibilidad de la insulina y se reduce el riesgo de desarrollo de diabetes tipo 2.
Por tanto, el frío estimula la actividad de la grasa parda, lo que provoca un incremento en el metabolismo de la glucosa y, por ende, protege frente a la diabetes tipo 2. Entonces, ¿es posible que el aumento de la temperatura y el calentamiento global tengan el efecto contrario?
Para responder a esta pregunta, los autores tuvieron en cuenta tres datos: la incidencia de diabetes en la población adulta estadounidense entre los años1996 y 2009; las tasas de incidencia de obesidad y de aumento de los niveles de glucosa en ayunas registradas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 190 países; y la evolución de la temperatura media anual en cada país. Y una vez combinados todos estos datos, observaron que, con independencia de la obesidad, cada incremento de 1ºC en el calentamiento global conlleva un aumento del 0,17% en la prevalencia de intolerancia a la glucosa y del 0,0314% en la incidencia ajustada por edad de diabetes tipo 2.
Como indican los autores, «estos resultados indican que la incidencia de diabetes en Estados Unidos y la prevalencia de intolerancia a la glucosa a nivel mundial han crecido como consecuencia de la elevación de la temperatura ambiental».
Faltan más estudios
Y este aumento de la diabetes por el calentamiento global, ¿puede explicarse directamente por el efecto del calor sobre la funcionalidad de la grasa parda? Pues no. Se trata de un estudio observacional, por lo que no se pueden extraer conclusiones del tipo ‘causa y efecto’. Pero sobre lo que no cabe ninguna duda es que la subida de temperaturas, aun de ‘solo’ 1ºC, que ha experimentado el planeta es responsable de muchos de los casos de diabetes tipo 2 desarrollados en los últimos años. Los investigadores coinciden en señalar que son necesarios más estudios.