Encargar el cuidado de una mascota a pacientes infantiles y adolescentes con diabetes tipo 1 es beneficioso para su salud, ya que a la vez que se preocupan por el animal, aumenta su atención y cuidado por su propia enfermedad, tal y como ha revelado una investigación del UT Southwestern Medical Center (EEUU).
«Los adolescentes son más difíciles de tratar por la cantidad de factores psicosociales que influyen en esa edad. Este estudio muestra que enseñar a las familias a asociar el cuidado de una mascota y el cuidado de la diabetes del niño mejora los niveles de hemoglobina glucosilada», ha explicado la directora de la investigación, la doctora Olga Gupta.
El estudio se realizó con una muestra de 28 adolescentes entre los 10 y 17 años que padecían diabetes tipo 1. A una parte de ellos se les entregó una mascota, un pez junto a unas instrucciones básicas para su cuidado y se les recomendó dejar la pecera en su habitación. Los participantes tenían que alimentar a la mascota y medir sus niveles de glucosa por la mañana y por la noche. Además, debían cambiar un cuarto del agua de la pecera una vez por semana, y después revisar su registro semanal de niveles de glucosa con un cuidador.
Después de tres meses, los niveles de hemoglobina glucosilada de los pacientes que habían cuidado de la mascota habían descendido en un 0,5 por ciento en comparación con los de los participantes que no tenían mascota, que sufrieron un aumento del 0,8 por ciento. El descenso de los niveles de glucosa se produjo especialmente en los participantes más jóvenes.
Gupta ha señalado que «la disminución fue mayor en adolescentes entre los 10 y los 13 años. Los niños de esta edad buscan una mayor independencia de sus padres y estaban más atentos a su mascota que los adolescentes más mayores».
La investigación también destaca la importancia de que los padres establezcan unas rutinas que permitan a sus hijos medir sus niveles de glucosa regularmente. La madre de uno de los participantes del estudio, Jeanette Claxton, ha afirmado que «recomendaría hacer esto a otras familias porque permite al niño crear una relación de posesión no solo con la mascota, con el pez, también con su diabetes. Cuando controlas a la diabetes, la diabetes no te controla a ti».