La diabetes es una patología crónica que afecta al funcionamiento de los vasos sanguíneos, aumentando de 2 a 4 veces el riesgo de padecer un ictus. Se trata de un accidente cerebrovascular que afecta a unas 24.000 personas con diabetes cada año y es el causante del 20% de los fallecimientos en personas con diabetes en España, según el doctor J. Roquer.

Por esa razón, con motivo del Día Mundial del Ictus (29 de octubre), la Federación Española de Diabetes (FEDE) recuerda la relación existente entre la diabetes y el ictus; y la necesidad de tomar medidas para tener bajo control los factores de riesgo que asocian ambas patologías, como la hiperglucemia, la hipertensión, el sobrepeso o la dislipemia.

Por lo que respecta a las personas con diabetes, en la gran mayoría de casos se producen ictus de tipo isquémico, no hemorrágico, y afectan con mayor frecuencia a mujeres que a hombres. Además, según un reciente estudio del Instituto del Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM), padecer un ictus isquémico aumenta en un 72% el riesgo de muerte en las mujeres, en los 5 años siguientes, frente al 22% en el caso de los hombres. Esto se debe, según apuntan los investigadores, a una “mayor vulnerabilidad cardiovascular en las mujeres con diabetes que han sufrido un ictus”. Además, la diabetes no solo aumenta el riesgo de padecer un ictus, sino que también incrementa el riesgo de recurrencia y de desarrollar demencia tras el episodio.

En este sentido, Andoni Lorenzo, presidente de FEDE, ha recordado en este Día Mundial del Ictus que “puesto que la diabetes es una patología compleja, tenemos que emplear todas las herramientas que tenemos a nuestro alcance para controlarla, como los hábitos de vida, y así prevenir complicaciones, como las de carácter cerebrovascular que están detrás del ictus”.

Y es que, si bien en la aparición del ictus en la diabetes influyen algunos factores, como el número de años desde el diagnóstico de la diabetes, que no se pueden alterar; sí es posible actuar sobre otros factores de riesgo estrechamente ligados al ictus, como la hiperglucemia, la hipertensión, el sobrepeso o la dislipemia. Para lograrlo, es importante que las personas con diabetes sigan una alimentación saludable, practiquen ejercicio de forma regular, eviten el tabaco, limiten su consumo de alcohol y controlen, con especial atención, su tensión arterial. Por último, es imprescindible que se siga el tratamiento farmacológico pautado por el equipo sanitario y se realicen las revisiones oportunas, para evaluar estos factores de riesgo mencionados.