Los expertos del Grupo Clínico y Traslacional en Diabetes han analizado, entre otros temas de actualidad, las principales causas de la inercia terapéutica, así como el impacto cardio-renal de los inhibidores del cotransportador sodio-glucosa tipo 2 (iSGLT-2). Tras la reunión celebrada en Madrid, el Grupo CTD alerta de los riesgos de la inercia terapéutica.
La Dra. Flora López Simarro, médico de Familia del CAP Martorell de Barcelona, ha comentado que el control de las personas con diabetes mellitus tipo 2 “está lejos de las recomendaciones de las Guías de Práctica Clínica”. Para la doctora, este retraso se debe en gran medida a la “inercia clínica y a algunos de sus determinantes”. La preocupación ante esta situación llevaa que el Grupo CTD alerte de los riesgos de la inercia terapéutica. López Simarro indica que “en la actualidad disponemos de nueve familias de fármacos comercializados, y cada familia tiene varias moléculas. En principio se trata de una ventaja, pero también dificulta la labor del profesional a la hora de elegir un fármaco”.
Por último, Flora López Simarro ha hablado de los registros de monitorización continua. “Gracias a estos registros, es posible agilizar la toma de decisiones para intensificar o disminuir el tratamiento, con lo que también se reduce la inercia terapéutica”.
Posible fin de la HbA1c
La utilidad de la medición de la glucosa y la hemoglobina glicada (HbA1c) ha sido uno de los temas abordados por el Dr. Juan José Gorgojo Martínez, de la Unidad de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Fundación Alcorcón de Madrid. “La HbA1c es un parámetro imperfecto para definir el control glucémico global del paciente con DM. Actualmente necesitamos añadir a la HbA1c una baja variabilidad glucémica y la ausencia de hipoglucemias. La monitorización continua de glucosa, cada vez más utilizada en pacientes con DM tipo 1, permite también determinar el tiempo que el paciente está en rango de normoglucemia”, ha comentado.
Respecto al tratamiento dirigido al control de la HbA1c, ha señalado que “ha dado paso actualmente a una estrategia de control integral en la que se pretende reducir el peso, la presión arterial, el riesgo de hipoglucemias, el riesgo de morbimortalidad cardiovascular y renal, y en donde la HbA1c tiene un papel marginal”.
Estudio Credence, conclusiones
En su intervención, el Dr. Vivencio Barrios Alonso, especialista en Cardiología del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, ha expuesto las principales conclusiones del Estudio CREDENCE, que analiza los beneficios de uno de los inhibidores iSGLT-2, la canagliflozina, en pacientes con diabetes e insuficiencia renal crónica.
El estudio analizó a pacientes diabéticos con enfermedad renal. Una mitad tenía enfermedad cardiovascular, la otra mitad no. Las conclusiones indican que se aportaron “beneficios cardiovasculares muy significativos para los pacientes de alto riesgo”. El Dr. Barrios explica que “los efectos cardio-renales se contemplaron tanto desde el punto de vista de protección cardiaca como de protección renal, y tanto en pacientes que tienen enfermedad cardiovascular (prevención secundaria) como en pacientes de alto riesgo que no tenían enfermedad cardiovascular, pero sí enfermedad renal crónica (prevención primaria)”.
Sobre la familia de fármacos entre los que se encuentra la canagliflozina, el Dr. Barrios destacó que “los iSGLT-2 han supuesto un enorme avance terapéutico, ya que son los primeros fármacos antihiperglucemiantes que también demostraron tener beneficios cardiovasculares y eran capaces de reducir los eventos cardiovasculares en pacientes diabéticos de alto riesgo”.
‘Prevención primaria vs. secundaria: ¿todavía tiene vigencia?’
Finalmente, esta mesa ha sido moderada por el Dr. Juan Cosín Sales, jefe clínico del Servicio de Cardiología del Hospital Arnau de Vilanova de Valencia. Este especialista ha recordado que los pacientes con diabetes tienen el doble de riesgo de sufrir eventos cardiovasculares y, en general, tienen menor expectativa de vida. “Por lo tanto, debemos actuar, realizar la prevención desde el principio. No tenemos que esperar a que el paciente sufra un evento cardiovascular o desarrolle insuficiencia cardiaca para emplear todos los mecanismos disponibles a nuestro alcance”.
En el ámbito de la prevención primaria, el Dr. Cosín ha comentado la necesidad de incluir a pacientes “de muy alto riesgo”, como aquellos con signos de órgano diana o los que tienen tres o más factores de riesgo, así como personas con diabetes tipo 1 que hayan empezado muy jóvenes con la enfermedad.
“Disponemos de medicamentos que reducen el riesgo de sufrir accidentes cardiovasculares que deberíamos utilizar desde el principio, ya sea prevención primaria o secundaria, porque así evitamos el desarrollo de complicaciones. Además, es fundamental concienciar desde el principio al paciente diabético de la necesidad de controlar también el colesterol, seguir una dieta equilibrada y mantener la tensión arterial controlada”, ha añadido el especialista del Hospital Arnau de Vilanova.
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