La flora intestinal parece tener más información de la prevista. Las bacterias intestinales pueden tener mayor influencia en nosotros de lo que se pensaba hasta ahora. Un reciente estudio publicado en la prestigiosa revista Nature y llevado a cabo por los investigadores de la Academia Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo, Suecia y la Universidad Tecnológica de Chalmers en Suecia, muestran que los pacientes con diabetes tipo 2 tienen una flora intestinal alterada. Sus conclusiones han dado lugar a un nuevo modelo para identificar a los pacientes en mayor riesgo de desarrollar diabetes.
El cuerpo humano contiene diez veces más bacterias que células humanas. La mayoría de estas bacterias se encuentran en la flora intestinal. Nuestros cuerpos contienen un gran número de genes bacterianos, además de los genes en nuestras propias células, y se conocen colectivamente como el metagenoma.
Los investigadores suecos han comparado el metagenoma de 145 mujeres con diabetes, la intolerancia a la glucosa y los controles sanos, y han demostrado que las mujeres con diabetes tipo 2 tienen una flora intestinal alterada. Es decir que la relación es bastante directa.
Además, las mujeres sanas tienen un mayor número de bacterias intestinales que producen butirato, un ácido graso que previamente se ha relacionado con efectos beneficiosos para la salud.
Sobre la base de estos hallazgos, los investigadores desarrollaron un nuevo modelo que se puede distinguir entre los pacientes con diabetes tipo 2 y las mujeres sanas mediante el análisis del metagenoma. Este modelo tiene un mejor valor predictivo de los marcadores clásicos utilizados en la actualidad, como el índice de masa corporal y la relación cintura-cadera.
«Mediante el examen de la flora intestinal del paciente, podríamos predecir qué pacientes están en riesgo de desarrollar diabetes. El gran reto es averiguar si la composición de la flora intestinal promueve la aparición de la diabetes relacionada con la edad. Si este es el caso, esta indicaría nuevas oportunidades para prevenir la enfermedad «, dice el profesor Fredrik Bäckhed.