Con una aparición espectacular en escena, descendiendo las escaleras del auditorio en bicicleta, se presentó ante todos nosotros Lorena Menendez. Esta asturiana llena de nervios y con una humildad impresionante vino a contarnos que confiando en uno mismo se puede conseguir lo que uno desee. Ella nos contó que es la primera mujer con diabetes tipo 1 del mundo que ha cruzado la cordillera de Marruecos en bicicleta y que tiene un montón de proyectos más preparados para sus piernas de ciclista.
En su repaso histórico Lorena nos contó que debutó hace 4 años, después de una diabetes gestacional. A las 8 meses de nacer su hija la ingresaron en el hospital y confirmaron su diagnóstico. Después del disgusto inicial que ella confiesa, decidió montarse en la bicicleta de nuevo, en esa en la que siempre había competido y que tanto le apasionaba. Fue su vía de escape, su salida para demostrarse a si misma que todo es posible.
Su decisión de subirse a la bicicleta le ayudó a conocerse a si misma, a conocer como su cuerpo se comportaba ante la diabetes y tomar decisiones de otra manera. Por eso dos años después del debut decidió participar en un Raid por Marruecos. Lorena lo consultó a los profesionales sanitarios de su confianza y al tener un buen autocontrol la animaron a hacer el reto y llevar el mensaje de que todo es posible.
Para ello se estuvo preparando a conciencia durante un año. Lorena nos confesó que en el viaje de ida lo que más le preocupó era que le perdieran los geles de glucosa, y las barritas energéticas que había metido en la maleta.
Ya en Marruecos, y a horas de empezar la prueba, Lorena nos dijo que se levantó con muchas ganas de subirse a la bicicleta. Tantas que ganó la primera prueba. Su reto consistía en estar siete horas diarias encima de la bicicleta, parando sólo a comer, durante cinco días seguidos. Una prueba muy dura que pagó a los tres días donde nos reconoció que llegó exhausta por el esfuerzo.
Aún así logró terminar la prueba y convertirse en la primera mujer con diabetes del mundo en hacerlo. La satisfacción personal por aquello fue inmensa y por eso hoy Lorena dice a los cuatro vientos que los sueños se cumplen, se hacen realidad, y que la diabetes no limita para nada.