Compartir la diabetes es necesario y tiene muchos beneficios para el paciente. Hoy las nuevas tecnologías acercan más a las personas y sus realidades. Sentir que en la diabetes uno no está solo, saber que se pueden compartir experiencias e intentar ayudar son algunas de las acciones que como pacientes con diabetes, según los psicólogos, podemos hacer por que son muy recomendables. En este sentido Canal Diabetes compartió unas horas con la psicóloga Laura Fuster, quien desde su perspectiva profesional, nos da una serie de consejos y recomendaciones para compartir la diabetes.

Pregunta; Buenos días Laura ¿Recomendarías compartir la diabetes con otras personas?

Respuesta: Sin duda. Está demostrado que en patologías crónicas el apoyo de otros que ya han pasado por lo mismo es una gran ayuda. Tras el diagnóstico surge la rabia, el por qué a mí… En estos momentos, ver cómo otro ha salido adelante resulta muy alentador y sirve de gran motivación.

Muchas veces ocurre que, ante el diagnóstico de diabetes, la persona se siente sola, ya que pueden pasar años hasta que conozca a alguien con la misma enfermedad. Esta claro que la familia y los amigos son un apoyo, pero suelen pensar que ellos no padecen la enfermedad, y , por tanto, el nivel de comprensión no es el mismo.

P: ¿De que manera podrían ayudarnos?

R: Está demostrado que en patologías crónicas el apoyo y los consejos que nos pueden entregar otros que ya han pasado por lo mismo es una ayuda significativa.

Cuando después del diagnóstico surge la rabia, el por qué a mi, cuando el horizonte se ve oscuro, cuando parece que todos sueños se rompen, ver que otro ha vivido lo mismo y ha salido adelante es una inspiración.

Muchas veces es difícil poner en palabras todo lo relacionado con la diabétes porque entran en juego las emociones. En este sentido son importantes las experiencias de los demás.

Cuándo una madre con un hijo diabético escucha a otra decir que su hijo hace una vida normal, el nivel de ansiedad baja, ya que desconfirma muchos de los pensamientos negativos que tenía respecto a la enfermedad.

Los pares tienen mucho que aportar. Pueden, con un lenguaje más simple, hacer que quienes han debutado hace poso en diabetes se involucren y se comprometan de mejor manera con su tratamiento. Y aún siendo contemporáneos en el diagnóstico, el enfrentar los mismos retos al mismo tiempo crea lazos que se estrechan más todavía.

P: ¿Ayudaría también compartir la diabetes a la aceptación de la enfermedad?

R: La evidencia nos indica que uno de los mejores métodos de aceptación de la enfermedad es la verbalización de los temores o inquietudes, es el primer paso. Una manera de disminuir la intensidad de una angustia es justamente ponerla en palabras.

Compartir síntomas, vivencias, anécdotas, problemas, logros, sentimientos, miedos y sueños, ese conjunto de intangibles que son comunes a quienes comparten la diabetes es lo que les convierte, precisamente, en los indicados para entender lo que el otro siente o dice.

compartir la diabetes es necesario

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P: ¿Cómo podríamos compartir la diabetes, nuestra experiencia con más gente?

R: Hoy, cuando las tecnologías de la información ponen a nuestro alcance el conocimiento acumulado en muchas enciclopedias, es común que un paciente recién diagnosticado llegue a su casa y busque en internet de qué se trata la diabetes esa que le dijo el médico.

Esta cercanía, en lugar de aportar información errónea o mitos, debería hacer de internet un apoyo terapéutico. Por ejemplo a través de esta página, en la que los pacientes pueden conocer historias de otras personas que han pasado por lo mismo que ellos, o a través de foros en los que la gente plantea sus dudas.

Además, cuando los recursos escasean y los servicios de salud no pueden cumplir con todas las acciones necesarias para un mejor control, las asociaciones de pacientes toman la palabra.

Cuando compartimos sentimientos, angustias, temores y esperanzas nos damos cuenta que no somos únicos, que hay muchos como nosotros. Millones de personas con diabetes en el mundo dan la pelea día tras día y la enfrentan con éxito.

El hecho de compartir la enfermedad con otras personas, puede hacer que, cuando un paciente se despierte y mida sus niveles de glucosa, piense en todas las personas que conoce y que, probablemente en ese momento también lo estén haciendo y de esa manera pensar que no está solo.