La diabetes es una patología que puede conllevar numerosas complicaciones si no se controla adecuadamente, como problemas cardíacos, renales o de visión. Pero hay otras de las que se habla menos, como es el caso de los problemas sexuales. Estos pueden afectar tanto a mujeres como a hombres con diabetes y no suelen recibir la atención necesaria, a pesar de ser una gran preocupación para quienes las padecen. Tanto en esta complicación de la diabetes como en otras la detección precoz y acudir a un especialista adecuado resultan fundamentales para atajar cuanto antes los problemas sexuales.
Si bien es cierto que la relación entre disfunción sexual y diabetes se ha estudiado más en hombres que en mujeres, este es un problema derivado de la propia patología que afecta a ambos sexos por igual.
En el caso de los hombres, puede producirse disfunción eréctil. Los estudios sobre este tema reflejan que la incidencia aumenta con la edad, la duración de la diabetes y el deterioro del control metabólico. Además, la gravedad de la disfunción eréctil está asociada con el aumento del nivel de HbA1c (medida del control de la glucosa en sangre a largo plazo). La incidencia de la disfunción eréctil suele ser más elevada en varones con diabetes tipo 2 y en quienes padecen otras complicaciones fruto de esta patología.
En el caso de las mujeres, los problemas sexuales suelen ir vinculados a dificultades para alcanzar el orgasmo o disminución de la excitación sexual. Algunas mujeres en fase inicial de diabetes tipo 1 sin diagnosticar podrían experimentar problemas de excitación sexual, pérdida del deseo sexual e incluso incapacidad de llegar al orgasmo. Sin embargo, todo suele volver a la normalidad una vez detectada la dolencia y prescrito un tratamiento.
Además, las mujeres con una diabetes mal controlada a menudo tienen infecciones vaginales por levaduras o cándidas. El dolor asociado con este trastorno podría dificultar o imposibilitar las relaciones sexuales. La clave para tratar estos problemas sexuales pasa, sobre todo, por el control adecuado de la glucosa mediante la modificación del estilo de vida (dieta y ejercicio), el cese del tabaquismo y el uso apropiado de la medicación oral y la insulina.