El ruido o la contaminación acústica provocada entre otros por el transporte, altera el cuerpo a nivel celular, lo que contribuye al desarrollo de enfermedades cardiovasculares tales como la hipertensión arterial, el accidente cerebrovascular o la insuficiencia cardíaca, según un estudio publicado recientemente en el Journal of American College of Cardiology.
“Con respecto a la comprensión de los mecanismos fisiopatológicos, un cuerpo creciente de evidencia encuentra que el ruido está asociada con el estrés oxidativo, la disfunción vascular, el desequilibrio autonómico y anormalidades metabólicas, potenciando no sólo el impacto adverso de factores de riesgo cardiovascular, como la hipertensión arterial y la diabetes, sino que también contribuyen a la progresión de la aterosclerosis y el aumento de la susceptibilidad,” asegura Thomas Münzel, MD, de la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia, Alemania, y sus colegas.
Según los investigadores, la carga global de la enfermedad se ha desplazado de las enfermedades transmisibles a las enfermedades no transmisibles en la última década. Aunque la investigación se ha centrado principalmente en el diagnóstico, el tratamiento y la prevención de los factores de riesgo de enfermedades del corazón, estudios recientes sugieren que los factores de riesgo del entorno físico pueden facilitar el desarrollo de las enfermedades cardiovasculares.
Según Münzel y sus colegas, el ruido estresa a las personas y se caracteriza por la activación del sistema nervioso y el aumento de los niveles de hormonas, que pueden producir secuelas que conducen al daño vascular.
La mitigación de la contaminación acústica, como el aislamiento de edificios, puede reducir la exposición al ruido exterior, pero no es rentable, escribieron los investigadores.
“Por lo tanto, debido a que el porcentaje de la población expuesta a niveles de ruido perjudiciales de transporte va en aumento, nuevos desarrollos y legislación para reducir el ruido deberían ser importantes para la salud pública”, Münzel y sus colegas.
Las investigaciones futuras deberían centrarse en la magnitud y la respuesta al ruido y la contaminación del aire, los efectos sinérgicos de ambos sobre la presión arterial y el riesgo metabólico, así como el efecto de la exposición al ruido en la exposición a la contaminación del aire y viceversa, el efecto del ruido sobre los ritmos circadianos y los efectos del ruido de factores de estilo de vida.
Aquí tenéis el artículo original: http://www.onlinejacc.org/content/71/6/688