Hoy queremos hablarte de un problema que afecta a bastante gente: el sangrado de encías.

El principal origen es la acumulación de placa, que al endurecerse se transforma en sarro y contribuye a la inflamación de la línea de los dientes próxima a las encías, debido a una deficiente limpieza bucal. Si no se trata, acaba provocando gingivitis y periodontitis, dos enfermedades cuya evolución puede complicar tu estado de salud general.

Las encías también sangran porque te cepilles muy fuerte los dientes en tu limpieza diaria y desde aquí te recomendamos el uso de cepillos con filamentos  suaves y cepillar tus dientes siempre después de cada comida.

Si estás embarazada, debes saber que los cambios hormonales que se producen en tu cuerpo durante esos 9 meses también influyen en el sangrado de las encías. No te preocupes y acude a tu dentista/higienista dental antes cualquier proceso de estas características.

El mal uso de la seda dental, aparatos protésicos mal colocados o deficiencia de vitaminas en tu cuerpo también pueden causar sangrado de encías. Y una vez más te hablamos del tabaco: si fumas, eres más propenso/propensa a que te sangren las encías.

Como verás por todos los post que llevamos publicados hasta la fecha en este blog divulgativo, todas las enfermedades de la boca están relacionadas con una mala, deficiente o inexistente salud bucodental.

Insistimos mucho en la prevención de las enfermedades y también en la higiene diaria tanto para que los dientes duren muchos años sanos como para que no aparezcan enfermedades asociadas que compliquen otros aspectos de salud general: enfermedades cardiovasculares, diabetes, enfermedades respiratorias…

Por ello, una vez más, te recomendamos que si notas que tus encías sangran, consultes a tu odontólogo / higienista dental. Ellos, los profesionales de la salud bucodental, te ayudarán a solucionar cualquier duda que tengas y cualquier patología.

Por último, queremos que tengas siempre presente estas cuatro recomendaciones básicas que te ayudarán a tener tus dientes en buen estado:

1.- Cepilla tus dientes suavemente y diariamente después de cada comida.

2.- Apóyate, para la correcta limpieza, en el uso de hilo dental y colutorios específicos.

3.- Acude cada 6 meses a tu dentista.

4.- Y una vez al año hazte una limpieza de boca.