El papel de la dieta y los beneficios de un patrón de alimentación de tipo mediterráneo en la diabetes han centrado una mesa redonda, en el marco del XXX Congreso de la SED. Charla que ha tenido como invitado estrella al cocinero Alberto Chicote, quien ha presentado algunas recetas cardiosaludables para personas con diabetes, entre ellas se ha mostrado partidario del sofrito. Y es que al final un buen sofrito lleva aceite de oliva virgen, tomate, cebolla y pimiento, ingredientes todos ellos ricos en nutrientes y clásicos en la dieta mediterránea. Lo mismo ocurre con los huevos, que pese a la mala prensa que han tenido siempre, se trata de un alimento que puede llegar a tener efectos antidiabéticos como ha reconocido el Dr. Vicente Pascual.
La alimentación no se basa en nutrientes ni en alimentos aislados sino en complejas mezclas de unos y otros que forman parte de un patrón alimentario concreto, concepto que se ha señalado como el más pertinente para evaluar las asociaciones entre nutrición y salud o enfermedad. Esta es una de las principales aportaciones que se incluyen en un recientemente publicado documento de consenso SEA/SEMERGEN 2019(Sociedad Española de Arteriosclerosis y Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria). En él se detallan evidencias útiles que sirven de herramienta a los profesionales de la salud para ayudar a sus pacientes, partiendo del concepto de que las recomendaciones saludables deben ser las mismas para el control de cualquier factor de riesgo y para la prevención primaria y secundaria de las enfermedades cardiovasculares.
Como se resalta en este documento, es fundamental hacer hincapié en el consumo de alimentos, más que en el de nutrientes,y sobre todo en el de los patrones alimentarios más importantes para la prevención cardiovascular. Este concepto se ha afianzado en los últimos años como modelo para examinar la relación entre nutrición y salud; como destaca el Dr. Vicente Pascual Fuster,“la unidad nutricional básica de la dieta no son los nutrientes (por ejemplo: las grasas), sino los alimentos que los contienen (aceite de oliva virgen, cacao, frutas y verduras,…), ya que en sus matrices existen multitud de componentes capaces de interaccionar de modo sinérgico o antagónico sobre vías metabólicas determinantes para la salud”.
“Los cambios en los estilos de vida son eficaces para reducir la carga de enfermedad y mejorar la salud de las personas”, subraya el Dr. Vicente Pascual Fuster, ponente en esta sesión y médico de Familia del Centro Salud Palleter (Castellón). Según este experto, “desde las consultas debemos participar en el abordaje, el control y el seguimiento de los pacientes con enfermedades como la diabetes, donde la intervención nutricional es clave, siendo determinante la coordinación entre los diversos profesionales sanitariosque permita la aplicación de unoscriterios homogéneos sobre las recomendaciones dietéticas y de ejercicio físico a transmitir a los pacientes”.
El patrón alimentario cardiosaludable
Hay una fuerte evidencia de que los patrones alimentarios de base vegetal, con un alto contenido en fibra, potasio y ácidos grasos insaturados, son beneficiosos y reducen la expresión de los factores de riesgo cardiovascular. Los datos de grandes estudios de cohortes y, en el caso de la dieta mediterránea, el estudio clínico aleatorizado PREDIMED, indican que la adherencia a estos patrones de alimentación confiere un claro beneficio cardiovascular. Por el contrario, como informa el Dr.Vicente Pascual Fuster,“la dieta baja en grasas está actualmente en entredicho por su escaso potencial de protección cardiovascular”.
En relación a las grasas comestibles, “el aceite de oliva virgen es la grasa culinaria más eficaz en la prevención de las enfermedades cardiovasculares”, confirma este experto. Otros alimentos que deben ser incluidos en un patrón saludable, según recomienda, son “los frutos secos, las legumbres y los cereales integrales; además, el consumo de pescado o marisco al menos 3 veces por semana, dos de ellas en forma de pescado azul, reduce el riesgo cardiovascular”, apunta Vicente Pascual Fuster, quien aconseja “primar la utilización de alimentos frescos, no recurriendo a los procesados, e intentando conservar nuestra cocina tradicional presente en el patrón dietético mediterráneo”.
Y es que, como advierten los expertos, los hábitos alimentarios en la población española durante las últimas décadas están siendo modificados, separándose del patrón alimentario tradicionaly adquiriendo costumbres foráneas más propias de países anglosajones, circunstancia que se hace más evidente entre la población infantil y juvenil. “Existe un aumento del número de comidas realizadas fuera del hogar o, si se preparan en él, se prima la inmediatez y los platos procesados de preparación rápida, en contraposición con el guiso tradicional que requería más tiempo en su elaboración pero aportaba, además de una excelente palatabilidad, una mayor riqueza en nutrientes cardiosaludables”, indica este experto.