Seguimos en Canal Diabetes, semana tras semana y aprovechando el desconfinamiento, conociendo algunas historias de personas con diabetes que han padecido el COVID-19. Su testimonio personal e intransferible, debe servir a toda la comunidad con diabetes para estar en alerta y no bajar la guardia, por lo menos por ahora. Hoy hablamos con Carlos Deban.

Pregunta: ¿Desde cuándo tiene diabetes?
Respuesta: Me diagnosticaron la diabetes cuando tenía 6 años, hace 51 años.

P: ¿A qué se dedica? ¿Cómo es su día a día?
R: Soy médico de familia y trabajo en el Centro de Salud El Restón, en Valdemoro (Madrid).
Antes de la situación actual motivada por COVID 19, atendía en consulta a una media de 41 pacientes al día con consultas muy variadas en cuanto a número y motivo de las mismas. Actualmente la atención ha pasado de ser fundamentalmente presencial a telefónica, aunque existen dos zonas de atención presencial diferenciadas. Por un lado, una separada en la que se extreman las medidas de protección relacionadas con la infección COVID 19 y otra del resto de enfermedades. Con ello se da cobertura a toda la población sin desatender las enfermedades que presentaba la población antes de la pandemia y todas aquellas que puedan surgir derivadas de la misma y nuevas enfermedades que pueden presentarse en los pacientes y que no se pueden dejar de atender.

P: ¿Cómo definiría el control y la gestión de su diabetes actual?
R: Buen control glucémico con un manejo adecuado de la diabetes en la mayoría de las situaciones. Al ser diagnosticado cuando era un niño, he pasado toda mi vida con la diabetes por lo que me he adaptado razonablemente bien a la misma, ya que el periodo de mi vida en que no tenía diabetes fue muy corto y con pocos hábitos establecidos a largo plazo, por ejemplo en lo referente a la alimentación.

P: ¿Cómo valora el apoyo de su entorno familiar? ¿y del profesional sanitario?
R: El apoyo familiar fue fundamental en los primeros años, ya que por mi edad era dependiente para el manejo de la diabetes (autoanálisis, autoinyección, ajuste del tratamiento con insulina, alimentación adecuada, consultas médicas). Mis hermanos mayores fueron los que más contribuyeron a enseñarme los aspectos básicos de la diabetes y la importancia de aprender sobre la misma para no tener que depender de otras personas, la forma de inyectarme la insulina y de analizarme la glucosa en orina, porque en esa época no existía el autoanálisis de la glucemia capilar.

En la escuela no tuve problemas con la diabetes ni en el plano académico ni en la relación con el resto de compañeros y profesorado.
Los profesores lo sabían y no tuve problemas para solucionar aspectos como hipoglucemias o tener que salir de clase puntualmente para ir al servicio o consultas médicas, aunque estas situaciones no eran frecuentes.

P: ¿Cuándo le diagnosticaron?
R: Los síntomas empezaron el día 17 de marzo, con sensación de ligero malestar, febrícula de hasta 37,7ºC, algo de tos, cansancio, disminución del olfato y del gusto.

P: ¿Cómo fue ese momento y que sintió?
R: Por mi profesión conocía bien los síntomas y también la frecuente exposición en la consulta por la escasez de material de protección, sobre todo al principio de la expansión de la infección. Además, otros compañeros habían tenido cuadros similares en días previos. Por todo ello supe que tenía muchas probabilidades estar infectado y lo que tenía que hacer.

Como sabía que la infección por este coronavirus tenía una evolución leve en el 80% de los casos confié en que el mío fuese uno de ellos y en ese momento pensé más en el perjuicio que podía suponer una baja más en estas circunstancias en mi Centro de Salud que ya tenía varios compañeros afectados. Pero también pensé en que mejor tener síntomas y estar aislado, evitando el contagio a los pacientes y a otros compañeros que haber sido un caso asintomático. Sin embargo, sí que era consciente de que por la información que había al respecto la COVID 19 podía evolucionar peor en personas con diabetes y eso siempre genera incertidumbre.

P: ¿Qué grado de coronavirus ha tenido? ¿llegó a ingresar?
R: Afortunadamente fue un cuadro muy leve y no tuve que ingresar, ni siquiera acudir a ningún centro sanitario.

P: ¿En el momento del diagnóstico por COVID-19 tenía información sobre el coronavirus y la diabetes? ¿qué pensó?
R: Debido a mi profesión conocía ambos aspectos, mejor la diabetes que la COVID-19 ya que se sabe y se tiene bastante más experiencia con la primera que con la reciente infección por este coronavirus. Inicialmente creí que podía influir más en el control de mi diabetes la presencia de esta infección, sobre todo si la infección empeoraba y aumentaba la fiebre o se desencadenaba una neumonía, pero afortunadamente nada de eso ocurrió.

P: ¿Cómo fueron los días siguientes, de qué manera pasó los días?
R: La febrícula duró un solo día, mientras que la tos, aunque no fue nunca intensa se mantuvo durante otras 2 semanas.
Al saber que las complicaciones, si se producían, solían desencadenarse en la segunda semana eso generaba en mi cierta incertidumbre los primeros días, aunque a medida que fue pasando el tiempo y no encontrarme mal siempre albergué la esperanza de que la evolución fuera buena.
Desde el primer día me puse en aislamiento en una habitación, intentando guardar en todo momento las medidas de seguridad adecuadas, aunque muchas veces uno se da cuenta de la dificultad para cumplirlas correctamente y de lo bien que se está cuando uno no tiene que usar mascarilla, guantes o simplemente circular por toda la casa libremente, ya que al confinamiento en casa cuando a uno le gusta salir y hacer ejercicio al aire libre hay que sumar el extra confinamiento interno.

Para contribuir a la recuperación realicé una alimentación saludable, ejercicio físico en el domicilio, estuve leyendo, escuchando música, participando en webinars sobre la COVID-19 en que participaban diferentes expertos en la materia y participando en grupos de WhatsApp, alguno de ellos en que estamos los compañeros de trabajo que me ponían al día de la situación en el Centro y de los múltiples protocolos y la ingente información que iba apareciendo.

P: ¿Cómo se comportó su glucemia durante esos días con COVID-19?
R: En general bien, presenté un control glucémico bueno. No fue muy diferente al previo a la infección.

P: ¿Tuvo algún tipo de indicación profesional para el manejo de la diabetes más allá del COVID-19?
R: No ha sido preciso. Aunque sí que tuve el privilegio de poder participar en dos webinars de la Sociedad Española de Diabetes sobre seguimiento de la diabetes durante la pandemia COVID 19.

P: ¿Cómo pasó esos días su familia?
R: Mis hijos también han pasado la COVID 19 al mismo tiempo que yo, afortunadamente también de forma muy leve. Probablemente ellos tenían bastantes papeletas de contagiarse a pesar de las precauciones, al ser ambos padres médicos. Mi mujer es la única que no ha presentado síntomas y que se ha encargado de la mayor parte de la logística del día a día.

P: ¿Qué ha aprendido después de todo esto?
R: La primera es lo vulnerables que somos a pesar de vivir en una sociedad privilegiada respecto a muchos aspectos, entre otros el sistema sanitario.
La importancia que tienen todas las actividades de la vida que nos parecen rutinarias e intrascendentes, el trabajo habitual, los paseos, salir a la calle, viajar, los amigos, la familia y tener salud para poder disfrutar de la vida y de las personas queridas que te rodean, poder saludar, abrazar, besar. Una enseñanza fundamental que no debemos olvidar nunca es no subestimar las potenciales amenazas que nos rodean. Es prioritario prevenir y planificar para evitar circunstancias futuras similares o peores que la que estamos viviendo y si no aprendemos la lección corremos el riesgo de que las próximas sean mucho peores en cuanto a mortalidad y consecuencias desastrosas para el ser humano y nuestro planeta.

P: ¿Y como profesional sanitario?
R: La inmensa satisfacción que produce poder ayudar a las personas que lo necesitan, no sólo en el aspecto sanitario sino también en el social y en el humano, ofreciendo apoyo en todo momento, también al final de la vida en que tu presencia puede ser la única que tenga la persona en ese momento. Desde el punto de vista profesional destacaría el aspecto vocacional, la buena disposición de todo el personal que trabaja en los centros sanitarios, la motivación y el trabajo en equipo.

P: ¿Qué consejo o mensaje le daría a las personas con diabetes que sienten miedo e incertidumbre ante el COVID-19?
R: COVID-19, aunque puede presentar una mala evolución en algunos casos, en la mayor parte de las personas el pronóstico es bueno. Además, las medidas de protección y la cada vez mayor experiencia y precocidad de aplicación de los tratamientos junto a la disponibilidad de medios en los centros sanitarios están contribuyendo mejorar la evolución de la crisis sanitaria. El hecho de presentar diabetes, en la mayor parte de los casos no implica que la enfermedad vaya a ser más grave. Las personas con diabetes que evolucionan peor suelen ser aquellas que presentan obesidad importante, tienen mal control glucémico previo y otras complicaciones, sobre todo de tipo vascular.

Mi mensaje es de ánimo y esperanza para todos. Esta pandemia la vamos a parar y las personas con diabetes tienen que seguir realizando su tratamiento de forma adecuada, tomando las medidas de protección que se recomiendan a todos y realizando una vida sana, activa y afrontando la adversidad con buen estado de ánimo y contagiando alegría a todos los que le rodean. Los problemas actuales pueden ser una oportunidad de mejora para el futuro, pongamos todo de nuestra parte para que eso ocurra.

P: Gracias Carlos
R: Un abrazo para todos