La probabilidad de que un niño sea diagnosticado con cetoacidosis diabética en el momento en que se le diagnostica diabetes tipo 1 es menor cuando los padres son conscientes del mayor riesgo genético del niño de desarrollar diabetes, según una nueva investigación. Es decir, los padres que sabían que sus hijos tenían un mayor riesgo de diabetes tipo 1. o que supieron identificar síntomas previos, pudieron diagnosticar la cetoacidosis diabética antes de que se desarrollaran complicaciones graves.
LA INVESTIGACIÓN
Los hallazgos sugieren que cuando se alienta a los padres a buscar síntomas de diabetes tipo 1, es más probable que identifiquen la afección antes y antes de que se desarrolle la complicación de la cetoacidosis diabética.
La autora de esta investigación es la doctora Meranda Nakhla, MD, MSc, de la Universidad McGill. En la investigación publicada en la versión on line de JAMA Pediatrics, los investigadores explicaron que la cetoacidosis diabética puede ser una complicación potencialmente mortal, y sin embargo es en gran medida prevenible.
En España un 39,5% de los niños diagnosticados con diabetes tipo 1 ha desarrollado cetoacidosis diabética en el momento de su diagnóstico. En los EE. UU. la tasa es del 40 % y en Canada de casi un 20%. Aquí podéis ver algunos de esos datos https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/22523835/
En los casos en que los niños tienen un mayor riesgo genético de diabetes tipo 1, los investigadores postularon que una mayor conciencia parental del riesgo llevaría a un diagnóstico más temprano de la enfermedad, reduciendo así el riesgo de presentar cetoacidosis diabética en el diagnóstico.
ESTUDIO GENÉTICO
Para probar esa hipótesis, los investigadores utilizaron datos del histórico Ensayo para reducir la diabetes mellitus dependiente de la insulina en el estudio de riesgo genético (TRIGR), que examinó si la fórmula hidrolizada para bebés o la leche de vaca afectaban el riesgo de desarrollar diabetes tipo 1 en niños en riesgo genético en riesgo.
Los padres que participaron en el estudio eran conscientes de que su hijo tenía riesgo de diabetes tipo 1, por lo que los autores pudieron usar la cohorte para entender el efecto de dicho conocimiento en el riesgo de desarrollar cetoacidosis diabética.
Ciento setenta y tres pacientes en el estudio fueron diagnosticados con diabetes, y 8 de esos niños tenían cetoacidosis diabética en el momento del diagnóstico. Esa cifra está significativamente por debajo de las tasas identificadas en las poblaciones generales de los Estados Unidos y Canadá, y también está por debajo de la tasa del 13,1% observada en un estudio longitudinal anterior de niños con mayor riesgo de diabetes. De ahí la conclusión de los investigadores.
Por tanto, podemos concluir, que cuanta más información y divulgación sobre diabetes se traslade a la sociedad mejor serán los diagnósticos y el impacto inicial de la diabetes.