Científicos de México y Estados Unidos tras años de investigaciones han encontrado que la proteína causante de la enfermedad de Alzheimer, la beta-amiloide, impide la adecuada metabolización de los niveles de glucosa en sangre, por lo que los pacientes con diagnóstico de esta enfermedad tienen 2.5 veces más riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2.

Isabel Arrieta Cruz, investigadora del Instituto Nacional de Geriatría (Inger), y Roger Gutiérrez Juárez, de la Escuela de Medicina Albert Einstein (Aecom), en New York, iniciaron en 2012 un protocolo para analizar los efectos que produce la proteína beta-amiloide que se encuentra en el hipotálamo medio basal, región del cerebro que se encarga principalmente, de controlar los niveles de azúcar en la sangre.

La enfermedad de Alzheimer se debe a una acumulación en el cerebro de la proteína beta-amiloide, y es tóxica para las neuronas. Los resultados, publicados en 2015 en la revista científica internacional Journal of Alzheimer’s Disease, mostraron que la beta amiloide impide que la insulina, que es la hormona encargada de regular los niveles de azúcar en la sangre, trabaje de forma adecuada, por lo que hay mayor riesgo de diabetes.

La mayoría de las investigaciones están enfocadas a conocer los efectos neurotóxicos de la beta-amiloide en regiones del cerebro que están asociadas a funciones de memoria y aprendizaje.

El alzhéimer es un trastorno neurodegenerativo, progresivo, irreversibles, incurable y mortal. Se estima que en todo el mundo hay alrededor de 24 millones de personas con Alzheimer y que este dato se incrementará hasta alcanzar la cifra de 81 millones en 2040. Este incremento se producirá principalmente en zonas de rápido crecimiento demográfico y densamente pobladas como China, India y América del Sur.

Pero el estudio reciente revela que muy probablemente la presencia de diabetes en pacientes con enfermedad de alzhéimer puede deberse a la alteración en la regulación de la glucosa, justo en esa región del cerebro.

Ante ello, el trabajo científico permitirá diseñar nuevas líneas de investigación enfocadas al diseño de tratamientos en esta zona cerebral.