Una correcta educación del paciente y su familia sobre la diabetes y la generalización de sistemas inteligentes para el control glucémico y la administración de insulina son los dos elementos clave que destacan los endocrinólogos pediátricos expertos en diabetes tipo 1 pediátrica para mejorar la calidad de vida de los niños afectados por esta enfermedad y sus familias.
El número de personas con diabetes en España se ha incrementado en un 42% desde 2019, según datos recientes de la Federación Española de Diabetes. Casi 6 millones de españoles padecen este trastorno; sin embargo, tan solo un 45% de ellos y sus familiares declara haber recibido alguna formación al respecto. Con Motivo del Día Mundial de la Diabetes, que se celebra este año bajo el lema “Educación para proteger el mañana”, la doctora Pilar Bahillo, coordinadora del Grupo de Trabajo de Diabetes de la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica (SEEP) considera crucial reforzar la educación diabetológica, pero, sobre todo, «que sea impartida por profesionales debidamente formados«.
Los endocrinólogos pediátricos también confirman que el desarrollo tecnológico de los dispositivos de monitorización y control glucémico y de administración de insulina están permitiendo ajustar y reproducir el funcionamiento ‘perfecto’ de la actividad pancreática. Con ello se ha logrado una mejora en el control metabólico, una disminución de la carga de la diabetes y una mayor calidad de vida. “Sin embargo, este cambio hacia los dispositivos tecnológicos también supone un reto tanto para pacientes y familiares como para profesionales sanitarios, que precisarán de una formación especializada y continuada”, explica la doctora Bahillo.
En esta evolución tecnológica destaca la monitorización continua de glucosa intersticial (MCG), contribuyendo a la implementación de los sistemas híbridos de asa cerrada, que permiten automatizar la dosificación de insulina combinando la MCG y la terapia con infusión subcutánea continua de insulina a través de un algoritmo.
Los endocrinólogos pediátricos reconocen que el cambio hacia dispositivos tecnológicos híbridos de control y tratamiento exige formación especializada para pacientes y profesionales, de ahí su reclamación.