Generar nuevos fármacos a partir de venenos de animales para aplicarlos en patologías como la diabetes , cáncer, obesidad, dolor o enfermedades cardiovasculares es el objetivo del proyecto Venomics, presentado en Valencia y del que forman parte entidades de cinco países europeos.
Este proyecto, que se inició en noviembre de 2011 y se prolongará hasta el 2014, cuenta con un presupuesto de 9,1 millones de euros, 6 de ellos financiados por la Unión Europea, y supone, según sus impulsores, la «iniciativa más grande hasta el momento en este campo en todo el mundo». La diabetes es una de las principales enfermedades que se estudiaran en este proyecto mega farmaceútico.
La compañía valenciana Sistemas Genómicos es la única de España que participa en este consorcio y lo hará realizando más de 200 análisis transcriptómicos, secuenciando el ADN para determinar las secuencias de péptidos encontrados en los venenos.
Se estima que en la actualidad hay más de 170.000 animales venenosos y alrededor de 40 millones de proteínas venenosas, de las que solo se han identificado unas 3.500 toxinas, algunas de las cuales podrían ser «cruciales» para el desarrollo de nuevos fármacos. Fármacos que podrían tener una aplicación posterior en enfermedades como la diabetes
Los venenos, según Escoubas, son muy complejos y contienen muchas moléculas bioactivas, la mayoría de ellas miniproteínas llamadas péptidos, que tienen propiedades farmacológicas que pueden emplearse como modelos de medicamentos. Sus «dianas celulares» están asociadas a patologías como el dolor, el cáncer o las enfermedades cardiovasculares y también pueden hacer frente a desórdenes como la diabetes o la obesidad, según el experto.
Otro de los objetivos del proyecto es crear un banco de 10.000 moléculas sintéticas derivadas de venenos que puedan erigirse en fuentes de desarrollo de nuevos medicamentos. En la actualidad hay comercializados tres medicamentos que proceden de venenos animales, el antihipertensivo captopril o los fármacos utilizados para el tratamiento del infarto de miocardio tirofiban y eptifibatinda, derivados de venenos de serpientes, así como otros cinco en distintas fases de ensayo clínico.
El director general de VenomeTech, Pierre Escoubas, entidad que lidera el proyecto, ha explicado que la complejidad de los venenos animales -con más de mil componentes- precisa de un «abordaje diferente, más ambicioso, aplicando nuevas tecnologías ómicas (genómicas y proteinómicas) de alto rendimiento».
«El mundo necesita nuevas drogas», ha asegurado Escoubas, quien ha agregado que éstas se pueden encontrar en el veneno de muchos animales, como arañas, insectos, serpientes, anfibios o especies marinas, entre otros. Según Escoubas, estos fármacos tendrán un «alto impacto social», tanto en aspectos económicos, científicos y políticos, como en el sanitario o ecológico. «Nos parece fascinante contribuir con un nuevo paradigma en la búsqueda de nuevas moléculas», ha asegurado Mayte Gil, responsable de Proyectos y Relaciones Institucionales de Sistemas Genómicos, quien ha agregado que en la actualidad «se requiere y exige un cambio de paradigma en la forma de buscar nuevas terapias».