El humor es un extraordinario catalizador de las relaciones personales y, sin duda, la relación paciente-profesional de la salud no deja de ser una forma de relación personal. Introducir el sentido del humor y la risa en educación en salud y en la relación terapéutica que se establece entre el profesional sanitario y el enfermo/familiares puede tener importantes consecuencias positivas para la salud. Así lo consideran expertos reunidos esta mañana en una mesa redonda celebrada en el marco del XXVIII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Diabetes (SED), que tiene lugar en Barcelona.

Según el endocrinólogo Daniel Figuerola, el humor es un ingrediente esencial del cóctel que debe tener una adecuada educación terapéutica, en la que no debe faltar pedagogía, psicología y biomedicina”. Y es que, en opinión del presidente de la Fundació Rossend Carrasco i Formiguera (Barcelona), el humor se podría considerar una TAC (Terapia Alternativa y Complementaria), como las vitaminas, antioxidantes,  homeopatía, flores de bac, grupos de apoyo, masajes…”.

Con todo, existen bases científicas y biológicas que avalan la utilidad de este económico recurso terapéutico e, incluso, se ha demostrado en estudios bien diseñados la eficacia del humor en algunos trastornos. Según destaca la psicóloga clínica Gemma Peralta, de la Fundación Rossend Carrasco i Formiguera (Barcelona), “en diferentes estudios se ha evidenciado un poder terapéutico en cáncer, en trastornos de la memoria asociados con la tercera edad, en algunos trastornos mentales y en diabetes”; pero reconoce, “hacen falta estudios mejor diseñados, tanto a nivel metodológico como incorporando grupos control”.

Aunque la neurofisiología del humor es compleja y son muchas de las hormonas implicadas, se sabe que algunas de éstas son las mismas que intervienen en el enamoramiento y el orgasmo. En cuanto a las evidencias disponible, según considera el Dr. Figuerola, “el sentido del humor se correlaciona con la salud física percibida y se asocia, entre otros beneficios, con menos estrés y depresión, así como con una mayor autoestima y mejor calidad de vida; es más, añade este experto, “los médicos que usan regularmente el humor en la relación clínica tienen menos reclamaciones por mala praxis”.

Sin embargo, también tiene limitaciones y, entre otras advertencias, el Dr. Figuerola matiza que, como cualquier fármaco que se precie el humor, tiene sus indicaciones, contraindicaciones, dosis, efectos secundarios,…”. Así, por ejemplo, se aconseja evitar el abuso o la utilización forzada de este recurso por parte del profesional sanitario (“chistoso”), aportarle la necesidad espontaneidad afectiva y, sobre todo, “reír con” y nunca emplear sarcasmo ni “reírse de”.

Útil en el manejo de la diabetes

Como llama la atención el Dr. Daniel Figuerola, “el uso del humor en la consulta tiene características parecidas al empleo de las metáforas, que son utilizadas por muchos profesionales de la salud sin tener mucha conciencia de ello”. Se trata, en definitiva, de incorporar los distintos recursos que están al servicio del humor para mejorar la relación médico-paciente, facilitar su educación, recalcar mensajes importantes, crear empatía,…

Además, como cualquier recurso terapéutico, también requiere sus dosis de formación y aprendizaje. “Aunque existe una base de carisma personal importante en los profesionales que usan el humor, se puede aprender”, afirma el Dr. Figuerola; sin embargo, apunta, “hasta ahora nunca ha sido un aprendizaje reglado, pero debería serlo…y, de hecho, en general se utiliza poco el sentido del humor en nuestro país en este ámbito y con propósitos educativos”.

Aplicado al ámbito de la diabetes, la psicóloga María Luisa López Fernández, del Grupo de Trabajo de Educación de la SED, afirma que “el humor podría permitir una mejor realización de todas y cada una de las técnicas necesarias para lograr un buen control metabólico (autocontrol, insulinoterapia, dieta…), con lo que se lograría una mejor calidad de vida para las personas con diabetes”. Ampliando esta idea, Gemma Peralta apunta que “la utilización de enfoques más creativos en el abordaje de la diabetes, incluyendo las adecuadas dosis de humor y risa, se asocia con resultados anímicos muy buenos, y se sabe que mejorando el estado de ánimo del paciente se produce una mayor motivación para el autocuidado.

Risoterapia

Uno de los recursos más extendidos para introducir el humor en la relación terapéutica es la risoterapia, una estrategia o técnica psicoterapéutica que tiende a producir beneficios mentales y emocionales por medio de la risa. Durante su intervención, la psicóloga Mª Luisa López ha efectuado una visión histórica sobre los comienzos del uso conjunto de la risoterapia con otras técnicas de Medicina, explicando también algunos detalles sobre cómo realiza esta técnica.

Según esta experta, “se ha demostrado científicamente que el córtex cerebral, mientras que nos reímos, libera impulsos negativos, lo cual nos hace sentirnos mejor”. Partiendo de esta evidencia, se señalan algunas de las principales virtudes terapéuticas de la risa: es universal, tiene gran poder de contagio, evoca y descarga emociones, mantiene y fortalece la relación terapeuta–paciente,…”, enumera Mª Luisa López, quien considera necesaria la realización pautada y frecuente de talleres de risoterapia, para aprender esta técnica y posteriormente llevarla a cabo con los pacientes. Y es que, a su juicio, “aunque cada vez está tomando más auge, el sentido el humor como parte de la educación terapéutica aún no está plenamente establecido en nuestro país”.