En los últimos 25 años, la obesidad ha aumentado del 7,4% al 17,0% en nuestro país, lo que la convierte en un gran problema de salud pública e íntimamente ligado con el desarrollo de otras enfermedades como la diabetes tipo 2. “La gran oferta de alimentos hipercalóricos, los cambios en los estilos de vida, con predominio del sedentarismo y los malos hábitos alimentarios, bien por desconocimiento o por comer pensando solo en las características organolépticas -color, sabor y olor- de los alimentos, están haciendo que se incremente de manera preocupante el número de personas obesas en nuestro país”, asegura el doctor Albert Lecube, coordinador del Grupo de Trabajo de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (GOSEEN).
Diabetes, hipertensión arterial, hiperlipemia, colelitiasis y apnea del sueño aparecen 3 veces más en las personas con obesidad, mientras que la enfermedad coronaria, la artrosis y la gota se dan de dos a tres veces más. Además, en palabras del doctor Javier Salvador, presidente de la SEEN, “en la actualidad, ya existen evidencias de que la presencia de obesidad conlleva un aumento del riesgo de algunos tipos de tumores, como el cáncer de mama o el cáncer de colon”.
Sin duda, el tratamiento de la obesidad es complicado, aunque los expertos hacen hincapié en la necesidad de que los pacientes adopten una serie de medidas saludables. “Es necesario que se realice ejercicio físico mantenido y adecuado, que se adopten una serie de normas alimentarias, dietas específicamente bien diseñadas y de alguna manera vida equilibrada desde el punto de vista organoléptico”, explica este experto. “Además, es fundamental realizar una modificación de la conducta alimentaria, establecer normas de vida adecuadas y saludables, acompañadas de un uso controlado de las escasas opciones terapéuticas con las que contamos”.
Modificación de la microflora, ¿posible tratamiento para la obesidad?
En los últimas décadas, se han producido cambios importantes en los microorganismos que habitan de forma saprófita (alimentándose de materias orgánicas) en nuestro intestino (microbiota). Por ejemplo, el uso de antibióticos y la mayor asepsia que nos rodea han provocado que la diversidad de nuestra microbiota disminuya “lo que ha provocado que hayamos perdido muchas especies de microorganismos que habitaban desde siempre en nuestro intestino”, asegura el doctor Francisco Jose Tinahones, Jefe de Servicio de Endocrinología y Nutrición de los Hospitales Regional y Virgen de la Victoria de Málaga, lo que unido al incremento de la ingesta de grasas, ha provocado cambios en las especies dominantes, “cambios relacionados con el incremento de la prevalencia de obesidad”, asegura el doctor Tinahones.
“Algunas especies de microorganismos existentes en la microbiota de nuestro intestino contribuyen a digerir alimentos que no se digerirían si estos microrganismos no estuvieran. Estas espacies son capaces de absorber más de 150 calorías al día”, explica el doctor Tinahones. Las hipótesis actuales plantean que “los cambios en nuestra microbiota producidos en las últimas décadas han incrementado las bacterias que digieren esos alimentos, y este pequeño incremento puede tener grandes efectos a largo plazo, por ejemplo, la ingesta de 20 calorías más todos los días provocaría que pasados 20 años un sujeto tendría 20 kilos más de peso,”, concluye el doctor.
Se están llevando a cabo muchas investigaciones en las que se abordan muy diversas estrategias en torno a la microbiota como tratamiento contra la obesidad. En este sentido, cabe destacar la repercusión que sobre el peso puede tener el uso de probióticos (alimentos con microorganismos vivos adicionados) o de prebióticos (ingredientes no digestibles que afectan beneficiosamente al organismo mediante la estimulación del crecimiento y actividad de nuestra microbiota), así como su influencia sobre otras enfermedades metabólicas. Existen, también, varios ensayos clínicos en los que se ha trasplantado la microbiota de sujetos delgados a sujetos obesos para ver su efectividad. En este sentido, asegura el experto, “aunque se trata de líneas de investigación bastantes prometedoras, todavía no existen datos concluyentes, pero se espera disponer de ellos en los próximos años. En modelos animales se han comprobado de forma fehaciente que el cambio de la microbiota con antibióticos o trasplante en ratones tiene una repercusión muy importante sobre el peso, esto mismo se está intentando demostrar en humanos”, indica el doctor.
“Todavía no estamos en el momento de hacer grandes recomendaciones”, explica el doctor Tinahones, “sin embargo, ya sabemos que una dieta rica en grasas aumenta la bacterias GRAM negativas de nuestro intestino y el incremento de estas bacterias se ha relacionado con un aumento en la resistencia a la insulina y aparición de diabetes tipo 2. Por otro lado, se ha demostrado que la ingesta de polifenoles – vino tinto, aceite de oliva, frutas, verduras, etcétera – aumenta las bacterias que son beneficiosas”. “Sin duda en los próximos años vamos a ser capaces de hacer recomendaciones más precisas y con más rigor”, concluye el experto.