Los científicos han sabido durante los últimos veinte años que una dieta rica en fibras protege al organismo contra la obesidad y la diabetes tal y como ya os contamos en este artículo de Canal Diabetes, y en la explicación en vídeo que nos dio la nutricionista Chus Mata.
Recientemente un equipo de investigación franco-sueco ha tenido éxito en la relación que tiene la flora intestinal y la capacidad del intestino para producir glucosa entre comidas. Estos resultados, publicados en la revista de The Cell, también aclaran el papel del intestino y sus microorganismos asociados en el mantenimiento de la glucemia. Darán lugar a nuevas recomendaciones dietéticas para prevenir la diabetes y la obesidad.
Las frutas dulces y muchas verduras como la col o los frijoles son ricos en las llamadas fibras fermentables. Tales fibras no se pueden digerir directamente por el intestino sino que son fermentadas por las bacterias intestinales en ácidos grasos de cadena corta, tales como propionato y butirato, que pueden de hecho ser asimilados por el organismo.
El efecto protector de estas fibras es bien conocido para los investigadores: los animales alimentados con una dieta rica en fibras son menos grasos y son menos propensos a desarrollar diabetes que los animales alimentados con una dieta sin fibra. Sin embargo, el mecanismo detrás de este efecto hasta ahora ha sido un misterio.
El equipo dirigido por Gilles Mithieux, investigador del CNRS en la unidad de «Nutrition et Cerveau» (Inserm / Universidad Claude Bernard Lyon 1), se preguntó si este mecanismo podría estar relacionado con la capacidad del intestino para producir glucosa. El intestino grueso es de hecho capaz de sintetizar este azúcar y liberarlo en la corriente de la sangre entre las comidas y en la noche. Sin embargo, la glucosa tiene propiedades particulares: se detecta por los nervios en las paredes de la vena porta (que recoge la sangre procedente del intestino), que a su vez envía una señal nerviosa al cerebro. En respuesta, el cerebro desencadena una serie de efectos protectores contra la diabetes y la obesidad: la sensación de hambre se desvanece, el gasto de energía en reposo aumenta y, por último pero no menos importante, el hígado produce menos glucosa.
Con el fin de hacer la conexión entre fibras fermentables y la producción de glucosa por el intestino, los investigadores sometieron ratas y ratones a dietas enriquecidas con fibras fermentables, o con propionato o butirato. A continuación, observaron una fuerte inducción de la expresión de genes y enzimas responsables de la síntesis de la glucosa en el intestino. Ellos mostraron que el intestino de estos animales utiliza propionato como precursor para aumentar la producción de glucosa. Los ratones alimentados con una grasa y azúcar-rica dieta, pero suplementado con fibras, se convirtieron en ratones menos grasos que los ratones de control y también fueron protegidos contra el desarrollo de la diabetes gracias a un aumento de la sensibilidad a la insulina de manera significativa.
Los investigadores repitieron el experimento con ratones cuyos capacidad del intestino para producir glucosa había sido suprimida por la ingeniería genética. A continuación, se observó un efecto protector: estos ratones se convirtieron en grasa y desarrollaron diabetes como los alimentados con una dieta sin fibra. Por lo tanto, es la producción de glucosa por el intestino a partir de propionato y butirato que está detrás de los efectos positivos de fibras fermentables en el organismo.
Además de este mecanismo hasta ahora desconocido, este trabajo arroja luz sobre el papel de la flora intestinal que, mediante la fermentación de las fibras dietéticas, proporciona el intestino con precursores para producir glucosa. También demuestra la importancia del intestino en la regulación de la glucosa en el cuerpo. Por último, estos resultados deberían permitir proponer pautas nutricionales y para resaltar las nuevas dianas terapéuticas para prevenir o tratar la diabetes y la obesidad.