En las últimas semanas hemos recibido muchos comentarios en torno a la preparación de un maratón, o de una prueba de alto esfuerzo, en pacientes con diabetes. Fruto de esa inquietud nos encontramos en el camino con Álvaro. Álvaro tiene 38 años, una hija de 5 años y un hijo de 3 años y medio, y es diabético tipo 1.  Desde el año 2000 hace deporte. Hasta ahora nos cuenta que sólo había corrido, carreras populares (5-10 km) y alguna media maratón, y también había hecho algún, triatlón sprint. Pertenece al club de atletismo 42195.es Recientemente decidió afrontar un nuevo reto, un poco más exigente: correr un maratón.

Álvaro nos mandó esta semana esta preciosa e intensa carta en la que nos cuenta paso a paso como lo preparó todo y cuales fueron sus sensaciones tanto en los entrenamientos como en carrera. Su historia, su experiencia, puede ayudar a muchas personas  a tomar la decisión de ponerse en marcha. Si se puede y es posible hacerlo, son dos de los enunciados con los que nos vamos a quedar en este día si os parece. La diabetes no impide poder hacerlo, es más puede ser utilizada como argumento para lograrlo.

Si después de leer la carta queréis saber más cosas sobre maratón y diabetes, os dejamos el link del foro donde se hablan de todas estas cuestiones.

Foro de Maratón y Diabetes

¿Y como empieza todo esto?

Pues poco después de un “sonado” fracaso, en la ½ maratón de Vitoria de 2011, cuando a partir del Km. 11 me quedé sin fuerzas por una hipoglucemia e hice la segunda mitad de la carrera desfondado y sufriendo, a punto de retirarme de la carrera. Por supuesto, no hice la marca que esperaba, y me quedé con muy pocas ganas de seguir haciendo carreras. Pero con los ánimos de los amigos y compañeros de entrenamiento, se me mete en la cabeza otro reto: el maratón Martín Fiz. Nos animamos 3 amigos, corredores habituales.

Dicho y hecho, en Enero nos apuntamos al maratón. Cuando le comento a mi endocrina que quiero hacer un maratón, me mira como “las vacas al tren”. Pero enseguida me da algún consejo, que a la postre ha sido clave. Durante los entrenamientos me tengo que llevar el glucómetro y hacerme controles cada 15 minutos para ver como me responde el cuerpo a esfuerzos continuados. También me dice que si antes de salir a correr estoy con la glucemia baja, que no salga a correr (a esto no le hago mucho caso, con las consecuencias que se verán más adelante). Y comienzo en Febrero con el plan de entrenamiento de 3 meses. El primer mes son 4 días de entreno por semana)

Y lo que voy descubriendo con los entrenos y los controles que me hago es que la glucemia me baja muy rápido en cuanto me pongo a correr, hay días que he empezado con 260 y en 15 minutos de carrera suave ya me había bajado a 120. En los entrenos empiezo a llevar comida (barritas de cereales del súper, azúcar). Veo que acabo los entrenamientos muy justo, con la glucemia muy baja. Los domingos toca entrenamientos más largos, el primer mes 70 minutos de carrera continua, y la verdad es que los controles me indican que me hace falta bastante más alimentación durante el entreno, pues el día de la carrera van a ser casi 4 horas seguidas. El primer mes discurre bien, estoy más o menos en forma, y estoy muy motivado. En segundo mes se complica todo. Ahora son 5 días de entreno por semana. Un jueves, después de recoger a los críos en el cole, me preparo para salir a correr. Glucemia antes de salir: 56. Vaya, con las ganas que tengo de salir. Me como 3 galletas Príncipe, un bollo, una tostada, zumo, y un vaso de leche. Glucemia 165. Ok, salgo.

Ese día me toca 70 minutos a ritmo rápido. Voy haciéndome controles y veo que no voy bien, como algo, sigo, pero la glucemia no aumenta, baja. Cuando llevo 50 minutos corriendo desisto, estoy agotado y con el nivel de azúcar muy bajo. Todavía me quedan 3 km hasta casa y voy suave. Me empieza a doler la pierna derecha, y tengo que tomarme un par de días de reposo. El domingo salgo una hora y bien. Lunes: segundo día clave (y fatídico). Me pongo la insulina, ceno a las 20:30 con los críos, y a las 21:30 salgo a correr con 165 de glucemia. En 15 minutos tengo la glucemia en 36. Como azúcar, una barrita y sigo corriendo (mal!!!). A los 40 minutos de haber salido la pierna dice: Basta!!. Me duele mucho y tengo que volver a casa andando (unos 3 km).

Un maratón con diabetes

Un maratón con diabetes

Tengo que parar toda la semana por la pierna. El viernes voy al fisio, le cuento lo que me pasa y todas mis circunstancias, y me dice que es muy probable que lo que me ha provocado la lesión ha sido el correr sin azúcar en la sangre. Me da un buen masaje, me pincha con agujas y me da algún consejo sobre la alimentación durante el deporte: comer frutos secos deshidratados (pasas, etc) porque tienen mucho azúcar y se comen fácil. Después de alguna sesión más de masaje y acupuntura, retomo los entrenamientos.

Han sido 2 semanas y media parado, y no lo veo claro. Para salir a entrenar me agencio una riñonera para llevar el glucómetro, las pasas, las barritas de cereales, etc. Salgo a correr y voy comiendo pasas, la cosa va bien, la glucemia se mantiene más estable. Empiezo con los entrenamientos de más de 2 horas los domingos, hago 24 km, y la glucemia se me ha mantenido bien, eso si, me he comido mas de 200 gr de pasas, 3 barritas de cereales y 2 azucarillos. Acabo harto de las pasas.

Y así sigo entrenando. La pierna va bien, y las glucemias unos días mejor que otros. Hasta que otro domingo, que salgo a hacer 2 horas con Manu, compañero de fatigas, y me trae para probar un par de geles de glucosa. Combino las pasas con los geles, y muy bien, la glucemia se ha mantenido bien, y hemos acabado el entreno con fuerza.

 Un maratón con diabetes tipo 1

Un maratón con diabetes tipo 1

Otra de las cosas que empiezo a hacer es ponerme menos insulina antes de los entrenamientos, tal y como me ha aconsejado la endocrina (esto es clave también). Esto parece que empieza a ir bien. El tercer mes del plan de entrenos es el más duro, entrenamientos largos e intensos, y la cabeza empieza a quejarse por los esfuerzos. Ya queda poco. Las 2 ultimas semanas antes de la carrera bajo el ritmo para recuperar bien.

Para la carrera “ficho” a un amigo, Juanjo, que vendrá conmigo en bici, para llevarme los geles, las pasas, el glucómetro, etc, y para controlarme un poco durante la carrera, por si empiezo a ir mal.

Por fin llega el día, comenzamos a las 9:00 h. Por delante 42,195 km con el dorsal 277. Como me dijo una amiga el día anterior, tengo que estar tranquilo, que sólo tengo que correr y eso ya lo domino. Me hago un control antes de salir, 300; y me tomo un gel. Adelante, a partir de ahora un control cada 15 minutos (me hice 16 controles en total).

El nivel lo mantuve entre 180 y 200 durante toda la carrera. Muy bien. En el km 20 se junta conmigo un chico de Zaragoza, Marcos, dorsal 195, debutante también en un maratón. Vamos conversando, le cuento mis circunstancias, el me dice que es médico, lo que me anima, llevo un galeno al lado por si me pasa algo!!. Y así seguimos juntos hasta el final.

La carrera la disfruté como pocas, me lo tome con “calma”, corriendo a un ritmo suave (5 min 20 s por km), y disfrutando de la carrera, ví a mucha gente conocida corriendo, y también animando. Al ir con mi amigo ciclista, y luego con Marcos, la cabeza fue distraída todo el rato, lo que me ayudo mucho. En el km 31 empiezo a notar cansancio en las piernas (lógico por otro lado) y en el km 32 le digo a Marcos que a partir de entonces podemos contar los kilómetros que nos quedan por delante. La llegada a meta fue increíble. Al entrar en la calle San Prudencio, a escasos 400 metros de la meta, casi se me saltan las lágrimas de la emoción. Había un montón de gente animando, muchos conocidos entre ellos, pero la verdad es que con la alegría y el subidón que me dio, no me enteré de mucho, entre en meta con Marcos celebrándolo juntos, y después de los abrazos y felicitaciones, me di cuenta que no había parado ni el cronometro!!!!.

La experiencia ha sido increíble, después de no verlo claro durante los meses de entrenamiento y las dudas sobre si me aguantaría la glucemia toda la carrera, el cruzar la meta fue increíble, una alegría inmensa, y la confirmación de que querer es poder.

Solo me queda agradecer de todo corazón a la gente que ha hecho esto posible: La primera, a mi mujer Sara, por la paciencia que ha tenido durante los meses de entreno, cargando ella con el trabajo que yo no hacía en casa y por su apoyo. También a Manu, compañero de fatigas, por el animo que me ha dado cuando más bajo lo tenía y por los entrenamientos compartidos; a mi fisio Paco, por recuperarme la pierna a tiempo y por sus consejos; a Jorge, experimentado maratoniano, por sus consejos de cómo preparar y afrontar un maratón; a Juanjo y a Marcos, por su inestimable compañía y ánimos durante la carrera; a la gente de la Asociación de Diabéticos de Alava, por sus ánimos cuando les conté lo que quería hacer, a Eduardo Martínez y toda la organización del maratón Martín Fiz, por las facilidades que me pusieron para llevar una bici conmigo; a todos los amigos y amigas que me han animado y apoyado; a toda la gente que estuvo animando el día de la carrera, y a todos los que alguna vez han salido a correr conmigo.

Gracias.