Esta semana se ha publicado en la revista Nature Medicine un importante avance. Científicos de la Universidad de Cambridge han probado con éxito un páncreas artificial para que lo utilicen pacientes que viven con diabetes tipo 2.

El dispositivo, según indican los investigadores,  es impulsado por un algoritmo y duplica la cantidad de tiempo que los pacientes están en el rango objetivo de glucosa en comparación con el tratamiento estándar.

De esta forma, es capaz de reducir a la mitad el tiempo que pasan experimentando niveles altos de glucosa.

La doctora Charlotte Boughton, miembro del Instituto Wellcome-MRC de Ciencias Metabólicas de la Universidad de Cambridge, asegura que el páncreas artificial puede proporcionar un enfoque seguro y eficaz para ayudarlos, y la tecnología es fácil de usar y se puede implementar de manera segura en el hogar”.

¿Cómo funciona? El dispositivo combina un monitor de glucosa estándar y una bomba de insulina con una aplicación desarrollada por el equipo, conocida como CamAPS HX. Esta aplicación funciona con un algoritmo que predice cuánta insulina se requiere para mantener los niveles de glucosa en el rango objetivo.

Primeras pruebas

Previo a este estudio, los investigadores trabajaron en demostrar que un páncreas artificial (ejecutado por un algoritmo similar) era efectivo para pacientes que viven con diabetes tipo 1. Probando además con éxito el dispositivo en pacientes con diabetes tipo 2 que requieren diálisis renal.

El reto de esta segunda parte era mayor. Probar el dispositivo en una población más amplia que vive con diabetes tipo 2  y que no requiere diálisis renal.  A diferencia del páncreas artificial utilizado para la diabetes tipo 1, esta nueva versión sería un sistema de circuito completamente cerrado. 

Eficacia probada

Los investigadores utilizaron varias medidas para evaluar la eficacia con la que funcionaba el páncreas artificial 

En primer lugar midieron la proporción de tiempo que los pacientes pasaron con sus niveles de glucosa dentro de un rango objetivo de entre 3,9 y 10,0 mmol/L. En promedio, los pacientes que usaron el páncreas artificial pasaron dos tercios (66 %) de su tiempo dentro del rango objetivo, el doble mientras estaban en el control (32 %). 

Y la segunda medida fue la proporción de tiempo pasado con niveles de glucosa por encima de 10,0 mmol/L. En este caso los pacientes que tomaron la terapia de control pasaron dos tercios (67%) de su tiempo con niveles altos de glucosa, que se redujo a la mitad (al 33%) cuando se usó el páncreas artificial. 

Además, los niveles promedio de glucosa cayeron de 12,6 mmol/L al tomar la terapia de control a 9,2 mmol/L al usar el páncreas artificial. Además, la aplicación también redujo los niveles de una molécula conocida como hemoglobina glicosilada o HbA1c.