La polineuropatía diabética dolorosa (PNDD) afecta a 1 de cada 3 pacientes con diabetes, lo que suponen 2 millones de personas en España. Se trata de una complicación de la diabetes producida por daños en el sistema nervioso, y que se caracteriza por la presencia de dolor y otros síntomas sensoriales, generalmente de forma bilateral y predominantemente en las extremidades inferiores (específicamente los pies), aunque en algunos casos, puede afectar también a las palmas de las manos y las yemas de los dedos. A pesar de su gran prevalencia, sobretodo en diabetes tipo 2, se trata de una complicación muy desconocida: el 64% de los pacientes con diabetes afirma tener poco o ningún conocimiento sobre esta dolencia.

Con el objetivo de visibilizar la polineuropatía diabética dolorosa, la Federación Española de Diabetes (FEDE) ha celebrado una rueda de prensa, en la que se han puesto sobre la mesa los principales datos epidemiológicos de esta patología, que supone un gran impacto en la calidad de vida de los pacientes, pero también en la sostenibilidad del Sistema Nacional Sanitario (SNS).

Entre las principales conclusiones, ha destacado que un buen control metabólico mejora y retrasa un posible diagnóstico, pero además priorizar el abordaje temprano de la polineuropatía diabética dolorosa permitiría mejorar la calidad de los pacientes, disminuyendo considerablemente el impacto del dolor, que provoca que hasta el 49% de las personas que la sufren no puedan desarrollar sus actividades diarias normalmente. Además, el 72% presenta síntomas de ansiedad o depresión.

Por su parte, el gasto anual por paciente alcanza los 3.795€ y, para las empresas, provoca pérdidas de hasta 16.597€ por trabajador, al afectar gravemente a su productividad. Los estudios apuntan a que un abordaje temprano de la PNDD permitiría reducir considerablemente estos gastos.

Lo que dicen los expertos sobre la polineuropatía diabética dolorosa

Sobre esta realidad, el doctor Carlos Miranda, coordinador del Grupo de Trabajo de Diabetes de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), ha destacado que “la polineuropatía periférica dolorosa es la más común de las neuropatías. Supone el 75% de las neuropatías diabéticas y se define como la presencia de síntomas o signos de disfunción de nervios periféricos. Al menos un 50% de las personas con diabetes la padecen tras 10 años de evolución. Suele manifestarse como una percepción anómala del dolor, que es la respuesta dolorosa a estímulos que no deberían producir dolor, como el roce de una sábana o calcetines. Es muy importante detectar y tratar adecuadamente esta complicación e incrementar el control metabólico de la diabetes desde su inicio”.

Por su parte, el doctor Hermann Ribera, miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española del Dolor (SED) y Jefe Unidad Dolor Hospital Son Espases de Palma de Mallorca, ha declarado que “el dolor de la PNDD es neuropático y debe tratarse con fármacos específicos y, si estos estos no responden, con tratamientos intervencionistas”.

Finalmente, María José Salmerón, presidenta de la Federación de Asociaciones de Diabetes de Castilla – La Mancha (FADICAM), en representación de la Federación Española de Diabetes (FEDE), ha señalado que “uno de los principales problemas del paciente con PNDD es que no puede realizar una vida normal ni desarrollar acciones cotidianas como por ejemplo, en muchos casos, conducir, trabajar o dar un simple paseo. Además, los pacientes necesitan, ante todo, un tratamiento personalizado; primero, para prevenir complicaciones, y segundo, una vez desarrolladas, que se cuente con el mejor tratamiento. De esta forma es posible mejorar el pronóstico de la evolución de la complicación”.

Este análisis exhaustivo de las implicaciones de la PDD pueden encontrarse en el documento “Claves del abordaje temprano de la polineuropatía diabética dolorosa”, lanzado en el contexto de la campaña “¿A qué duele?”, impulsada por la Federación Española de Diabetes (FEDE), con el fin de visibilizar esta patología entre pacientes y Administración Pública, y que cuenta con el apoyo de Grünenthal y el aval de la Sociedad Española de Diabetes (SED), la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) y la Sociedad Española del Dolor (SED).