Una nueva investigación presentada en el congreso de la EASD que se celebra estos días en Munich muestra que el entorno social y los genes están relacionados con el aumento de la obesidad actual y por tanto de los casos de diabetes tipo 2.

A las personas con alto riesgo de aumentar de peso debido a su entorno social y sus genes les resultará particularmente difícil mantener un peso normal en el mundo moderno. El estudio sugiere que al componente genético y al estilo de vida más o menos saludable debemos sumar el el entorno social como factor clave. El estudio es del profesor Timoteo Frayling y el Dr. Jess Tyrrell, Universidad de Exeter, Reino Unido.

La susceptibilidad a la obesidad y por tanto a la diabetes tipo 2 en el entorno social actual tiene un fuerte componente genético. Sin embargo, se sabe poco sobre cómo la variación genética interactúa con el ambiente social y si este predispone a algunas personas a la obesidad y la diabetes tipo 2, mientras que a otras no.

La mayoría de los estudios anteriores han estudiado un aspecto del entorno social a la vez y han llegado a la conclusión, por ejemplo, de que el consumo de bebidas azucaradas o la televisión son especialmente importantes para disparar la obesidad. En este nuevo estudio, los autores utilizaron datos de 120.000 individuos del Biobanco del Reino Unido y se probaron varios aspectos del el entorno social. La hipótesis era que los ambientes y estilos de vida de alto riesgo obesogénicas amplifican los efectos de los genes y disparan los casos de obesidad y por tanto de diabetes tipo 2.

El desarrollo del estudio

Para el estudio los autores utilizaron 69 variantes genéticas relacionadas con la obesidad y 12 medidas del entorno social. Estas fueron, horas por día dedicado a ver la televisión, el tiempo sedentario total, actividad física total de la percepción subjetiva de la actividad vigorosa auto-reporte, el consumo de la dieta occidentalizada, proteínas en la dieta, la grasa en la dieta, el consumo de alimentos fritos, el consumo de bebidas con gas y un material compuesto de estos factores. Además, los autores observaron una medida de la situación socioeconómica.

El nuevo hallazgo clave es que los genes de la obesidad parecen interactuar con el entorno social actual, y que este ambiente se mide en base a la situación socioeconómica. Esto significa que la gente de peor estatus socioeconómico y alto riesgo genético tiene sobrepeso en mayor medida de lo que cabría esperar por la simple suma de los dos factores de riesgo, genes y entorno social.

Esta adversa «interacción» entre los genes de la obesidad y la pobreza relativa no se ha descrito antes. Las diferencias no empujan a la gente de peso normal a la obesidad pero añaden unos pocos kilogramos de peso y son suficientes para hacer una gran diferencia en los sistemas de atención de salud.

Los autores concluyen: «Nuestros hallazgos sugieren que no hay ningún aspecto concreto, del entorno social o de comportamiento que si se altera tendría un beneficio preferencial sobre los demás. Es prematuro sugerir medidas de salud pública deben ser dirigidos específicamente a la reducción de alimentos fritos, el consumo de bebidas con gas y la dieta en personas predispuestas genéticamente a la obesidad. En cambio, las medidas de salud pública destinadas a modificar todos los aspectos de la obesidad medio ambiente en pequeñas formas pueden tener un mayor impacto en la reducción de la prevalencia de la obesidad y la diabetes tipo 2 que centrarse en un único o pocos aspectos.

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