En una revisión reciente publicada en la revista Diabetes Therapy, los investigadores sopesaron la evidencia con respecto a las dietas cetogénicas y su eficacia para el tratamiento de la diabetes tipo 1, la diabetes tipo 2 y la diabetes gestacional. Sus hallazgos indican que muchas preguntas sobre este tema siguen sin resolverse y que se necesitan muchas más investigaciones antes de que las dietas cetogénicas se incluyan en las directrices de práctica clínica para la diabetes.

Modificaciones dietéticas para el tratamiento de la diabetes

Un componente fundamental del control de la diabetes es la reducción del peso en 15 kg, lo que se ha asociado con mejoras en el control glucémico. En particular, todavía hay cierta incertidumbre sobre las recomendaciones dietéticas para las personas con diabetes que ya tienen un peso saludable.

Tanto para T1D como para T2D, las directrices recomiendan dietas ricas en cereales, frutas, verduras, nueces, legumbres y pescado y una reducción de edulcorantes artificiales, carnes procesadas y carbohidratos refinados. A menudo se les dice a las personas con diabetes que consuman una gran cantidad de fibra y limiten su ingesta de grasas saturadas.

Por lo general, las intervenciones de estilo de vida conducen a modestas reducciones temporales en el peso corporal, que no son suficientes para fomentar la remisión de la diabetes. Esto ha llevado al interés en dietas cetogénicas o bajas en carbohidratos para complementar tratamientos médicos como la insulina. Estas dietas también se caracterizan por una alta ingesta de grasas y una ingesta moderada de proteínas. Sin embargo, la evidencia contradictoria y la falta de datos a largo plazo han impedido que las dietas cetogénicas se incluyan en las directrices de manejo de la diabetes.

En la presente revisión, los investigadores llevaron a cabo una búsqueda de literatura a través de las principales bases de datos médicas como Medline, Scopus y PubMed, utilizando los términos de búsqueda «cetogénico», «bajo en carbohidratos» y «muy bajo en carbohidratos».

Evidencia sobre la eficacia de las dietas bajas en carbohidratos y cetogénicas

Las dietas cetogénicas tienen como objetivo alcanzar un nivel de cetonas en sangre de 0,5 a 3 mg/dL. Pueden ser de varios tipos dependiendo de la restricción de la ingesta de carbohidratos. Algunas dietas utilizan gramos para medir el consumo diario de carbohidratos, mientras que otras utilizan el porcentaje de energía diaria derivada de los carbohidratos.

Los alimentos ricos en carbohidratos, como las patatas, los cereales, el arroz y el pan, a menudo son reemplazados por proteínas animales con alto contenido de grasa. Sin embargo, el consumo excesivo de proteínas puede reducir la eficacia de la dieta. Los niveles de carbohidratos consumidos se basan en la suposición de que los adultos consumen 2000 kcal por día, lo que puede no ser exacto. Estas inconsistencias hacen que sea difícil generalizar los hallazgos de diferentes estudios.

A la dieta cetogénica se le ha acreditado una rápida pérdida de peso, pero se desconocen los mecanismos fisiológicos. Esto podría deberse a una disminución del apetito y una mayor saciedad mientras se siguen dietas cetogénicas. Los científicos no han resuelto si estas dietas son beneficiosas con respecto a la sensibilidad a la insulina y la glucemia.

Los estudios a corto plazo de 15 a 32 semanas encontraron que las personas con diabetes que siguieron una dieta baja en carbohidratos mostraron mejoras marcadas en la HbA1c y un aumento de la pérdida de peso, y que muchos redujeron su ingesta de medicamentos antidiabéticos. Otro estudio encontró que las personas con diabetes tipo 2 redujeron o interrumpieron el uso de insulina después de seguir una dieta baja en carbohidratos durante más de un año. También hay algunos indicios de que las dietas cetogénicas pueden mejorar la presión arterial, preservar la masa muscular, reducir la masa grasa y la inflamación en las personas con diabetes y promover una mejor calidad de vida en general.

Preguntas sin respuesta y la necesidad de más investigación

No hay estudios a largo plazo sobre si los beneficios de las dietas cetogénicas persisten. Además, hay dudas sobre si estos beneficios se deben principalmente a la pérdida de peso y podrían lograrse a través de cualquier otro plan de dieta eficaz, como una dieta muy baja en carbohidratos.

Las dietas cetogénicas también pueden tener efectos adversos específicos. Son ricos en grasas saturadas y carnes procesadas, lo que puede aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas. Además, las dietas altas en proteínas pueden reducir la salud renal. Pueden provocar cambios en el metabolismo del calcio y el hueso en niños y adultos, lo que aumenta el riesgo de fracturas óseas en algunas poblaciones.

No se ha evaluado si las dietas cetogénicas son adecuadas para mujeres embarazadas con diabetes gestacional. Dado que son ricos en proteínas animales, deben modificarse para que sean relevantes para las personas que siguen dietas vegetarianas y veganas. Centrarse en la calidad de los carbohidratos consumidos puede ser útil, en lugar de eliminarlos por completo.

Los investigadores también han observado que la adherencia y las altas tasas de abandono son un desafío para muchos seguidores de las dietas bajas en carbohidratos. Con el fin de promover la adherencia y lograr resultados seguros y óptimos, la dieta cetogénica debe controlarse cuidadosamente y ajustarse según sea necesario. Sin embargo, la falta de una definición universalmente aceptable para la dieta cetogénica es una barrera para la investigación y la implementación de dietas cetogénicas para el tratamiento de la diabetes.

Referencia de la revista:

¿Una dieta cetogénica tiene un lugar en la práctica clínica de la diabetes? Revisión de las pruebas y controversias actuales. Firman, C.H., Mellor, D.D., Unwin, D., Brown, A.Diabetes Therapy (2023). https://doi.org/10.1007/s13300-023-01492-4,https://link.springer.com/article/10.1007/s13300-023-01492-4